Redacción
Se nos incrustan el cerebro y, por mucho que lo intentamos, no conseguimos librarnos de ellos. Los pensamientos recurrentes centrifugan en nuestra mente sin que haya manera de ‘darle al pause’ o, mejor todavía, al ‘stop’ para siempre jamás, amargándonos el día, pero, sobre todo, las noches.
“En mayor o menor medida, todos tenemos pensamientos recurrentes que nos secuestran y que, aunque lo intentamos, no conseguimos sacar de nuestra mente”, explica Ana Ibáñez, directora de los centros Mindstudio.
¿Por qué tenemos estos pensamientos obsesivos a pesar de que no queremos tenerlos? “Porque son el resultado de un mecanismo cerebral. Biológicamente, estamos programados para que nuestro cerebro se acostumbre a determinadas cosas. Estos pensamientos tienen que ver con no poder superar determinadas situaciones y quedarnos pegados a ellas”.
Esto se ve claramente, por poner un ejemplo, en las separaciones: “Muchas veces, cuando hay una ruptura sentimental, queremos evolucionar y no quedarnos atrapados por pensamientos recurrentes sobre la otra persona, pero no lo logramos”.
¿Por qué sucede esto? “Porque nuestro cerebro ha automatizado que esa persona esté en nuestra vida. Entonces, para que no esté, tiene que aprender a hacer algo nuevo que es quitar a esa persona de nuestra vida. Esto, cerebralmente, implica un esfuerzo y a nuestro cerebro le gusta más quedarse en lo conocido que meter cosas nuevas. Esta es la razón por la que va a intentar darnos pensamientos que hagan que nos acordemos de esa relación, sobre todo, de las cosas positivas. De esa manera, nuestro cerebro ‘se asegura’ de que no vamos a salir de ahí”.
Por eso, apunta Ibáñez, “si queremos salir de esa situación, vamos a tener que entrar en un proceso de aprendizaje y transición en el que le vamos a ir forzando a nuestra mente a que, cuando nos lleve para allá, nosotros vamos despistarla, centrando nuestra atención hacia otra cosa”.
De esta forma, prosigue, “estaremos cambiando nuestras conexiones neuronales y reprogramando nuestros cerebros para que podamos dejar atrás esa situación y, de ese modo, seamos capaces de dar paso a lo siguiente”.
No obstante, nos advierte, “debemos asumir que hay una fase en la que vamos a tener pensamientos recurrentes, porque nuestros cerebro está programado para tenerlos”.
Fuente: El Mundo