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    Un estudiante africano revoluciona la atención sanitaria en Malaui

    El dispositivo creado por Ranken destaca por ser multifuncional, portátil y fácil de usar

    Redacción

    En las tranquilas colinas de la aldea de Chamhanya Gondwe, en el distrito de Mzimba, en la zona central de Malaui, un joven observaba cómo su comunidad luchaba por acceder a una atención sanitaria que fuese menos precaria.

    Ranken Chisambi, un estudiante de 22 años de último año de ingeniería biomédica en la Universidad de Negocios y Ciencias Aplicadas de Malaui, está decidido a transformar la atención médica en su país y más allá. «Siempre me ha apasionado la innovación y el uso de la tecnología para resolver problemas reales», dice Ranken.

    Cuenta que «al crecer, vi cómo los hospitales de Malaui a menudo carecían de equipos médicos esenciales». «Eso me inspiró a estudiar ingeniería biomédica, para poder diseñar y construir algún día tecnologías médicas asequibles que hicieran accesible la atención sanitaria a todo el mundo», detalla.

    Esa visión ya está tomando forma a través de una de sus más prometedoras creaciones: un dispositivo de terapia de compresión portátil y de bajo coste diseñado para tratar afecciones como las varices, el linfedema y la trombosis venosa profunda.

    La idea del dispositivo no surgió de un libro de texto, sino de la dura realidad que Ranken presenció directamente. «Durante mis prácticas en el Queen Elizabeth Central Hospital, conocí a pacientes que sufrían un dolor real: tenían las piernas hinchadas y algunos no podían caminar correctamente», recuerda.

    Pero, añade, «lo único que les daban eran simples vendajes o masajes manuales, porque el hospital no tenía máquinas de terapia de compresión». «Esas máquinas cuestan miles de dólares. Sabía que podíamos hacerlo mejor», dice convencido. Con esa determinación, Ranken comenzó a diseñar una solución que pudiera aliviar a los pacientes de los hospitales con pocos recursos de Malawi, como se conoce también al país del sureste de África.

    VIDA RURAL

    Malaui es un pequeño y alargado país sin salida al mar, densamente poblado y con una economía de subsistencia, donde 80 % de la población de unos 22 millones de habitantes vive en áreas rurales y la agricultura es su mayor fuente de actividad e ingresos.

    El dispositivo de terapia de compresión de Ranken aprieta y libera suavemente las extremidades del paciente en una secuencia programada, lo que mejora el flujo sanguíneo y reduce la hinchazón, de forma muy similar a un masaje mecánico. «Utiliza materiales disponibles localmente y componentes electrónicos asequibles, como bombas de aire, válvulas solenoides, sensores de presión y un microcontrolador para el control automático», explica. «Incluso imprimí la carcasa en 3D. Eso redujo el coste de miles de dólares a unos 300 dólares», prosigue.

    Siempre me ha apasionado la innovación y el uso de la tecnología para resolver problemas reales

    RANKEN CHISAMBI

    Los pacientes o los médicos pueden seleccionar modos de tratamiento específicos en función de afecciones como la trombosis venosa profunda o el linfedema, algo poco habitual incluso en los dispositivos de gama alta. «La idea es que sea lo suficientemente sencillo para las clínicas y hospitales rurales, donde puede que no haya personal técnico», dice Ranken. «Y que se pueda mantener con conocimientos y piezas locales» es también importante, sostiene.

    Aunque aún están pendientes los ensayos clínicos en hospitales, Ranken ha completado las pruebas de seguridad y funcionalidad y está en conversaciones con el Queen Elizabeth Central Hospital para realizar más evaluaciones.

    Fuente: ipsnoticias.net