Redacción
Se conocen alrededor de 15.000 hongos y parásitos que suponen un verdadero problema para la vida de las plantas. Estos seres microscópicos pueden llegar a manifestarse en cualquier jardín, esperando hasta que encuentran la oportunidad perfecta para atacarlas. Cuando se vuelven visibles en ellas, significa que la enfermedad ha avanzado mucho, por lo que muchas veces no te quedará más remedio que desecharlas.
Sin embargo, esta invasión puede prevenirse y erradicarse de una forma fácil, casera y efectiva con productos naturales, que no tienen un impacto negativo ni en la salud de la planta ni en el medio ambiente. ¿Quieres saber como terminar con los problemas de hongos de tus plantas? Sigue leyendo para descubrir la fórmula mágica que terminará con estos seres endiablados de una vez por todas.
Existen muchas variedades de hongos, pero la familia de los Erysiphales son los que más se suelen encontrar en los jardines y terrazas. Estos hongos se expresan como una capa de polvo gris o blanco, dependiendo de cada tipo, sobre todo bajo las hojas y la tierra donde se encuentra la planta. Es importante realizar revisiones de forma frecuente para detectar esta invasión y actuar lo antes posible.
Los fungicidas son sustancias que sirven para destruir los hongos parásitos que causan enfermedades o daños en las plantas. Si no se aplica un fungicida en los primeros brotes afectados, podría extenderse por todas vuestras plantas o cultivo de huerto, por lo que su manejo es un ejercicio esencial para asegurar un jardín sano y bonito.
Cómo fabricar tu propio fungicida natural
Para crear este fungicida casero tan solo necesitas tres ingredientes que seguramente tienes en tu casa: agua, bicarbonato y leche. Esta mezcla no solamente será enormemente útil para terminar con todos tus problemas de plagas, sino que también nutre e hidrata las plantas. Para prepararlo, debes tener a mano las siguientes cantidades:
- 8 partes de agua de lluvia. También puede ser agua del grifo, pero en este caso deberías dejarla reposar durante un par de días para que se evapore el cloro. Evita también echar los últimos centímetros de agua, donde se depositarán todos los sedimentos del agua.
- 2 partes de leche desnatada. Sus componentes son muy esenciales para nutrir la planta.
- 20 gramos de bicarbonato de sodio por cada litro de mezcla.
Una vez preparados los ingredientes de tu fungicida natural, mezcla el agua con la leche y añade el bicarbonato que corresponde. Después, agita la mezcla y aplica sobre las plantas afectadas una vez al día, preferiblemente antes del atardecer.
Esta mezcla de bicarbonato, agua y leche también puedes usarla de forma preventiva una vez hayas terminado con los hongos. Prepara de la misma forma y aplica una vez cada 15 días.
Mezcla estos ingredientes hasta que el agregado adquiera un aspecto homogéneo e introdúcelo dentro de una botella de pulverizador o spray. Rocía el fungicida en tus plantas afectadas de la misma forma que con la mezcla de bicarbonato, leche y agua: una vez al día y preferiblemente antes del atardecer (los rayos de sol sobre el fungicida puede provocar quemaduras en las hojas, debido a una alta exposición solar).
Cómo prevenir los hongos en las plantas
Para evitar por completo este problema, es importante que utilices la técnica de riego adecuada al regar tus plantas. Las enfermedades fúngicas suelen estar causadas por el agua que se deposita en las hojas.
Recuerda el paso básico de “regar la maceta, no la planta”: vierte el agua sobre la tierra de la maceta en lugar de sobre las hojas y el follaje de las plantas. Este gesto tan simple te ayudará a evitar las manchas de hongos -y el desperdicio de agua-.
Asimismo, riega tus plantas por la mañana porque así las hojas de las plantas tendrán todo el resto del día para secarse. Las enfermedades causadas por hondos solo pueden infectar el follaje de las plantas si estas están constantemente humedecidas. Además, recuerda que cuidar de las plantas y eliminar las malas hierbas también puede reducir la humedad que se acumula alrededor de las plantas y proporcionar una buena circulación de aire.
Fuente: El Mueble