Redacción
los insectos, ricos en proteínas y otros nutrientes esenciales, comienzan a colarse en la dieta humana. La nueva gama de productos de Harry Wright, llegan como una réplica de alimentos artesanales que los consumidores encuentran en los mercados o tiendas de alimentación de productos exclusivos. Sin embargo, contienen un ingrediente singular: grillos molidos y tostados.
“Cuando los grillos se condimentan con hierbas y especias, es imposible saborearlos o verlos”, explica Wright en una entrevista al diario Expansión. Por ello, confía en que su empresa Short-Horn Super Seasonings contribuya a cambiar la actitud de la gente hacia el consumo de insectos, que sus defensores ven como una solución inevitable a la inminente crisis alimentaria mundial.
Los insectos pueden sustituir a los cereales, la soja, el pescado y los aceites vegetales en los piensos para animales, aportando proteínas esenciales y otros nutrientes. De hecho, estos pueden alimentarse con residuos agrícolas orgánicos y cantidades mínimas de agua.
La mayor preocupación por el medio ambiente, así como las recientes reformas de la normativa, han abierto la puerta a una nueva línea de consumo alimentación humana en los mercados occidentales. Por ello, se espera que en pocos años se utilicen entre 10.000 y 20.000 toneladas de insectos para la alimentación de los seres humanos.
Algunos expertos afirman que quizá no tengamos más remedio que incorporar insectos a nuestra dieta, dados los riesgos que el cambio climático, la erosión del suelo, las plagas y las enfermedades suponen para el sistema agrícola mundial.
“Los consumidores occidentales tendrán que incorporar los insectos a su dieta, para garantizar que su nutrición siga siendo rica en aminoácidos esenciales, proteínas y micronutrientes como el hierro y el calcio”, afirma Asaf Tzachor, investigador especializado en seguridad alimentaria de la Universidad de Cambridge.
Aparte de los alimentos y los piensos, los investigadores están experimentando con otras formas de utilizar los insectos. Algunos estudian el uso de las propiedades antibacterianas de los insectos para aumentar la vida útil de los productos alimentarios, mientras que otros investigan su posible papel en la resolución de problemas medioambientales.
Fuente: Expansión