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    Cambiar pesticidas por flores para mejora la producción de sandías y otros cultivos

    La técnica del ‘intercropping‘ permite ahuyentar las plagas con más eficacia y menos gasto

    Redacción

    Los pesticidas no siempre dan resultado para detener las plagas y, además, constituyen un peligro para la salud humana, según revelan de forma reiterada los estudios científicos. Pero hay formas naturales (y mucho más baratas) de luchar contra los insectos dañinos, como están demostrando en la empresa hortícola Verdcamp Fruits, una finca situada en Cambrils (Tarragona).

    Su técnica consiste simplemente en cambiar los pesticidas por flores. Intercalando varias especies de plantas silvestres con sandías y otros cultivos se logra atraer abejas, ahuyentar plagas y aumentar así la producción de forma notable. Ecología al servicio de la agricultura. La técnica es conocida como Intercropping floral.

    Como explica el directivo de la empresa Ernest Mas en la Revista Ae, “todo empezó en 2014 con el cultivo de sandía”. “No controlábamos el pulgón y los tratamientos que hacíamos de manera insistente e intensificada perjudicaban a las abejas y polinizadores salvajes que debían polinizar este cultivo”.

    El momento clave en el cultivo de sandía es precisamente el cuajado, y eso va a determinar la producción potencial y la calidad de nuestra fruta. “Hacer tratamientos y perjudicar a las abejas es perjudicar la producción potencial”, afirma Mas.

    Así que buscaron una solución fácil y eficiente, que permitiera controlar el pulgón sin tener que aplicar fitosanitarios. Mucha fauna auxiliar autóctona de la zona que puede ayudar en el control de pulgón es polífaga, y en cierta forma se puede alimentar de polen mientras no haya suficiente plaga. Por eso decidieron poner plantas florales en sus cultivos, para intentar fomentar y crear un hábitat favorable para su alimentación y refugio.

    Hacer tratamientos y perjudicar a las abejas es perjudicar la producción potencial

    ERNEST MAS
    PLANTAS SILVESTRES MEZCLADAS EN EL CULTIVO

    “Hicimos un sondeo y realizamos una lista de 27 plantas florales que podían funcionar. Entre ellas habían Borago officinalis, Fagopyrum sculetum, Calendula officinalis, Vicia sativa, Achillea millefolium, Lobularia maritima, etc. Las sembramos en zonas no productivas, cerca de la sandía y realizamos el estudio mirando 5 puntos clave”, explica Mas. Esos puntos son los siguientes:

    1. La flor de la planta refugio no debía generar competencia a la flor de la sandía ya que las abejas son muy selectivas.
    2. Que realmente apareciera la fauna auxiliar que necesitábamos en ellas.
    3. Que su floración y la presencia de la fauna auxiliar se sincronizaran con el cultivo y su momento de necesidad.
    4. Que no tuvieran una autosiembra potente para no generar un comportamiento invasor en nuestras fincas y futuros cultivos.
    5. Que no fueran sensibles a enfermedades y virus que pudieran afectar a nuestros cultivos.

    En este estudio encontraron tres posibles candidatas pero el gran problema es que la siembra de éstas representaba una gran complicación y mucho trabajo. “Entonces entendimos que debíamos hacer algo diferente: sincronizar todo el proceso; es la clave de esta técnica. En lugar de sembrar y gastar muchísima semilla, hacerlo por trasplante”.

    El coste de todo el proceso se disminuye de un modo drástico: hay miles de semillas en un kilo de Lobularia y su precio no es muy elevado. Se realiza el plantel de Lobularia como si fuera una lechuga. Con este método, su incorporación se realiza al mismo tiempo que el cultivo bajando muchísimo los costes. Y su mantenimiento es 0. Es decir, con menos de 20 euros podemos hacerlo.

    Fuente: informacion.es y revista-ae.es