Nazaret Mateo ha sido premiada en Bruselas por intentar buscar otra forma de hacer agricultura
Redacción
Nacida en el pequeño pueblo de Villanueva de Valrojo (Zamora), a los pies de la Sierra de la Culebra -tristemente quemada este verano-, Nazaret Mateo, disfrutaba, desde muy pequeña, de sus paseos por el monte para recoger setas.
«Y cumples años y, en mi época, hay que viajar en el tiempo… si te quedabas en el campo es que no servías para estudiar. Era lo que la sociedad esperaba de ti. Así que me fui a León a hacer Magisterio, y luego, a trabajar muchos años en una multinacional de telecomunicaciones como formadora», recuerda.
Pero a ella ni la enseñanza ni la formación le interesaban tanto como su afición, así que cada vez le repetía más a menudo a su marido que algún día montaría un invernadero con setas para pasar sus ratos de ocio.
Y la ocasión llegó en 2018, cuando se enamoró de tres hectáreas agrícolas, a orillas del río, que albergaban una casa, en Paredes de Nava, donde montó Entresetas con el apoyo inicial de una subvención regional y tras buscar información sobre el cultivo de setas en países en desarrollo «sin tanto plástico ni metal». Desde entonces es un negocio rentable, y con este último galardón como la Mejor agricultora ecológica de Europa.
«Empezamos a probar el cultivo de setas con diferentes sustratos y micelios, viendo cómo podíamos sacar el mejor sabor y el más parecido al que yo estaba acostumbrada cuando las cogía del monte», hasta llegar a la conclusión de que esa zona de Palencia, tierra de cereales, reunía las condiciones óptimas para la actividad.
A los agricultores de la zona les compra la paja para hacer las camas de las setas, y en la temporada de otoño tienen a más de 80 recolectores, que además se encargan de cuidar y limpiar el monte donde se reproducen, tanto en Paredes de Nava como en la Sierra de la Culebra.
El producto que consiguen se diferencia de otros de la competencia porque «a nivel de sabor y textura tienen más cuerpo, son más duras y tienen menos agua, nada que ver con otras».
Su producción se realiza sin ciclos de luz forzados -«cuando es de día reciben luz y cuando es de noche no» a lo largo de todo el año-, por lo que «crecen a su ritmo, más despacito» que las de otras explotaciones, y siempre cumpliendo «marchamos de calidad máximos» y las condiciones para su certificación como alimento ecológico.
Su metodología, «única en España y podría decirse que en Europa», evita tener que calefactar o humidificar el cultivo, y cuenta con la misma capacidad y captación de sol que las setas que crecen en los bosques.
Sobre su premio como mejor agricultora ecológica de Europa, considera que es «un reconocimiento por todo, por ese inconformismo de intentar buscar otra forma de hacer agricultura, con un impacto medioambiental cero, sin ayudas de la PAC» y porque -añade- «es a esto a lo que me quiero dedicar, con subvención o sin ella».
Ahora, Entresetas cultiva y comercializa 17 variedades en rotación durante primavera-verano y otoño-invierno y trabaja en un gran proyecto para revitalizar el patrimonio micológico quemado de la Sierra de la Culebra, para que la gente pueda continuar con la tradición de recogerlas que tanto le ha marcado a ella.
Fuente: http://agroinformacion.com