Redacción
Un pacto trinacional para restaurar el Bosque Atlántico en Sudamérica y un plan para restaurar el Corredor Seco centroamericano recibieron un reconocimiento especial de la ONU por su labor de reparación de la naturaleza. Los proyectos forman parte de las diez iniciativas innovadoras de diversas regiones del mundo que fueron premiadas durante la Conferencia de Biodiversidad de las Naciones Unidas (COP15), que tiene lugar en Montreal, Canadá.
El objetivo común de las diez iniciativas es rehabilitar más de 68 millones de hectáreas de zonas degradadas, un territorio más grande que el de Myanmar, Francia o Somalia, además de crear 15 millones de empleos.
En la ceremonia de premios, la directora ejecutiva del PNUMA afirmó que transformar la relación de la gente con la naturaleza es “la clave para revertir la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de recursos naturales y biodiversidad, y la contaminación y los desechos”.
Inger Andersen agregó que las iniciativas evidencian que la voluntad política, la ciencia y la colaboración más allá de fronteras permite forjar un futuro más sostenible no sólo para el planeta, sino para la población.
El Pacto Trinacional del Bosque Atlántico, la primera iniciativa se refiere a la rehabilitación de ese ecosistema, que cubría una franja considerable de Argentina, Brasil y Paraguay y que se ha reducido a fragmentos tras siglos de tala, expansión agrícola y construcción de ciudades.
Por esta razón y desde hace décadas, cientos de organizaciones trabajan en la protección y restauración de los bosques en los tres países. Sus programas se centran en crear corredores de vida silvestre para especies en peligro de extinción como el jaguar y el tití león dorado, asegurar el suministro de agua para las personas y la naturaleza, contrarrestar las repercusiones del cambio climático y desarrollar resiliencia a ellos, y crear miles de empleos.
A la fecha se han restaurado 700.000 hectáreas del millón establecido como meta para 2030 y con miras al segundo objetivo de 2050, que fijó un total de 15 millones de hectáreas.
La iniciativa del Corredor Seco tiene como punto de partida la alta vulnerabilidad al cambio climático de los ecosistemas y las poblaciones humanas que lo habitan, sobre todo debido por su exposición a las precipitaciones impredecibles y a las olas de calor. Así, 2019 marcó el quinto año de sequía, que colocó a 1,2 millones de personas en situación de necesidad de ayuda alimentaria.
El proyecto consiste en aprovechar los métodos agrícolas tradicionales para construir la productividad de los paisajes, incluida su biodiversidad.
Según este modelo, los sistemas agroforestales que integran la cobertura arbórea con cultivos como el café, el cacao y el cardamomo incrementan la fertilidad del suelo y la disponibilidad de agua, además de sustentar gran parte de la biodiversidad del bosque tropical original.
El objetivo de la iniciativa es sumar 100.000 hectáreas en proceso de restauración y crear 5000 empleos permanentes par a2030.
Los países que abarca el programa son seis: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
Fuente: news.un.org/