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    La canaria Ana Crespo, primera mujer que preside la Real Academia de Ciencias

    La bióloga, que hasta ahora ocupaba el puesto de Secretaria General, recibió el apoyo del 80 por ciento de los académicos

    Redacción

    Licenciada en Biológicas por la Universidad Complutense, Crespo es doctora en Evolución, Biología Evolutiva, Ecología y Biodiversidad, DNA-barcoding, Hongos y Líquenes. Además es catedrática en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense y su campo de investigación es la evolución de hongos, identificación de especies biológicas, control de fraudes en relación con identificación biológica y sistemática biológica.

    Estamos con Ana Crespo, que es la presidenta de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España desde hace 2 meses. Es un placer saludarle y enhorabuena, porque ha conseguido algo muy importante.

    -Bueno, la verdad es que no era para mí un objetivo personal, como tampoco lo era el estar en la Academia. Para mí era un objetivo mi carrera, mi carrera científica, eso sí que era un objetivo y era una pasión, como creo que le pasa a muchos colegas. Y luego la vida va discurriendo, y en el discurrir de la vida, cuando de repente me nombraron académica, me hizo muchísima ilusión, me pareció una cosa formidable. Tampoco pensé mucho… Estaba contentísima. Y luego, cuando me votaron mis compañeros en un 80%, dije, ¡qué sorpresa, pero qué serenidad! Porque me conocen, llevo trabajando como secretaria general un par de años o tres.

    – Ana, me imagino que cuando uno obtiene este nombramiento, esta designación tan importante, uno echa la mirada atrás, ¿no? Repasa la vida, la trayectoria, ¿no? Uno tiene un balcón para mirarse a sí mismo también.

    -Sí, para mirarme a mí y para mirar la institución. Y dentro de la institución, para mirarme a mí, es decir, pues aquí estamos, una naturalista, una científica devota, que mucho más tarde coge una pipeta y dice, anda, pues se puede hacer ADN, vamos a hacer ADN. Se puede entonces progresar por el camino de trabajar mejor en la evolución ah! que bien. Y esto además me permitía seguir la biología moderna con detalle, cosa que antes me costaba un esfuerzo porque los naturalistas llevábamos otro ritmo. Y así de repente caigo en la Academia.

    – Quiero contar que antes de ser presidenta, ya tenía una carrera muy brillante. Es especialista en líquenes, es bióloga, catedrática de Botánica en la Complutense de Madrid. En los últimos tiempos su grupo de investigación, por ejemplo, logró avances en incógnitas tradicionales, incorporando herramientas genómicas de alta resolución, por ejemplo, desentrañando el mecanismo genético reproductivo de los líquenes, ¿no? Este es uno de los haberes que tiene usted y su grupo de investigación.

    – Mi grupo y yo, exactamente. Somos equipo. Es que es imposible, hacerlo de otra manera. Y además es una parte muy agradable del oficio; es lo más agradable del oficio. Parece que a veces uno no se da cuenta que envejece. Bueno, cada cierto tiempo lo notas, pero el trabajo científico tiene una ventaja enorme, porque el equipo, claro, tiene jóvenes, tiene maduros ya expertos y tiene líder. Así tiene que ser. Pero por eso es más rico, es más atractivo. Y por eso se entiende enseguida que pronto te van a superar y deben superarte, ¿no?

    ¿Cree que la idea de asociarla, por ejemplo, como nueva presidenta de la Real Academia con la idea de ser pionera es justo en este caso? ¿Usted se siente una pionera?

    – Bueno, yo creo que sí, pero no solo por la Academia, sino creo que tal vez un poco por carácter. Siempre he echado adelante pensando que las cosas se pueden hacer y hay que hacerlas. Y por eso me he metido en terrenos donde se preguntaban ¡una naturalista haciendo ADN o aislando ADN o haciendo pruebas de biodetención!. ¿Qué hace un naturalista? Tirar para adelante. Y eso es ser un poco pionera. Pero aquí en la Academia, pionera de casi nada, porque está todo muy inventado, porque como presidente se sentó Blas Cabrera o como presidente estuvo Torres Quevedo o como presidente estuvo Jesús María Sánchez, mi antecesor.

    – En 177 años de existencia de la Academia nunca se había sentado una presidenta en la institución. Estuvo cerrada a las mujeres durante mucho tiempo. La primera académica numeraria fue la bioquímica Margarita Salas, 1986, también una de las grandes pioneras de la ciencia en España. La segunda fue la matemática Pilar Bayer, electa en 2004. También fue un reto. Y la propia Ana Crespo fue la tercera en 2010. Es decir, que la tercera ha conseguido ser presidenta. ¿Esto es una evolución también natural de la sociedad?.

    – Yo lo creo, lo creo. Y que es muy interesante saber que en la Academia, por ejemplo, el acceso de las mujeres no se ha dejado a su albur. Porque yo creo que en un cierto tiempo creíamos mucho que si le das tiempo, las mujeres en ciencia, imparables. Pero claro, ¿cuándo? ¿Cuándo van a estar a la par? ¿Cuándo van a poder dirigir? ¿Cuándo van a ser académicas en un número, bueno, digamos, paritario? No es una cosa exacta. Pues si no pones unas herramientas para que eso ocurra, no ocurre. Y nosotros tenemos unos estatutos recientes, del 2020, aprobados por práctica unanimidad, donde se dice, ojo, hay que encontrar las mujeres científicas que no estamos encontrando con la celeridad necesaria, vamos a encontrarlas. Y nos vamos a comprometer a ello. En algunas áreas no es tan fácil, en otras áreas es muy fácil. Por eso en la Academia dice, somos todos muy mayores, eso sí, muy expertos, tenemos opinión de todo, pero bueno, aquí tiene que haber jóvenes en el diálogo, jóvenes en la propia estructura de la organización.

    – Es decir, hay que convertir una suerte de Academia como si fuera un equipo científico, intergeneracional, para enriquecer la mirada. ¿Cierto?

    – Cierto, yo así lo creo.

    – ¿El cambio social es anterior o el cambio de mentalidad es anterior al cambio de leyes, de instrumentos o produce esos instrumentos? Porque estamos viendo, que son muy necesarios para encontrar más igualdad y crear un país más igualitario. Aunque todavía queda camino por recorrer, evidentemente la imagen de hoy es muy distinta a la de hace 20 años en España.

    – Sí, yo no sé muy bien cómo se hace, hablando de lograr la paridad en género. No sé cómo se hace. Lo que sí pienso es que en origen, en los derechos de las mujeres, se producen por una auténtica presión de las mujeres. Y además, muchas dejando la vida. Eso no es gratuito, y desde luego no fue gratuito. Poco a poco las cosas se van suavizando porque es cierto que esas pioneras consiguen que la sociedad vaya cambiando. Y entonces vamos cambiando todos, yo creo. Hombres y mujeres, va cambiando la sociedad. Y entonces las cosas se producen más poco a poco, pero hay que estar muy pendiente.

    – Claro, y una de las cuentas pendientes que tiene la ciencia, que tenemos todos como sociedad, es el sistema educativo. Ya nos están planteando que hay un cuello de botella en el acceso precisamente de las mujeres a los estudios científicos y técnicos. Hay muchas de ellas que deciden no entrar. ¿Cómo podemos favorecer exactamente, bueno, pues el movimiento contrario, ensanchar ese cuello de botella para que no se haya un cuello de botella en España?

    – Pues que haya mujeres felices de referencia. Y la palabra feliz la tengo muy pensada. No puede ser que la referencia sea una mujer científica que ha tenido una vida tremenda y de renuncias. De sufrimientos. Sí, sin aficiones, porque no. O sea, es que haya mujeres felices que puedan ser referencia. Y hay ahora muchas mujeres científicas que son felices, que tienen unas aficiones importantes, que tienen una familia adorable.

    – ¿Ha llegado a pensar que usted puede ser una referencia para esas jóvenes, para esas chicas que quieren estudiar y que ahora mismo están pensando qué? 

    – Y tengo nietas. Y me encantaría por ellas y por sus compañeras.

    Fuente: Rne Las Mañanas