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    Compra un dibujo por 26 euros y resulta ser una obra de arte valorada en 44,5 millones

    Las hijas de un conocido arquitecto la vendieron pensando que no era más que una reproducción

    Redacción

    En 2016 un coleccionista de arte acudió a una venta de saldos de una propiedad inmobiliaria en Massachusetts, EE UU. Allí descubrió un dibujo sobre lino amarillento en el que aparecía una Virgen con el Niño. A pesar de que no parecía tener valor, lo compró, por los 30 dólares.

    El coleccionista guardó la obra sin que ni él ni quien se lo había vendido, las hijas del fallecido arquitecto Jean-Paul Carlhian, repararan en que el cuadro llevaba el símbolo ‘AD’ con el que firmaba sus obras el artista alemán Alberto Durero. 

    Se pensaba que se trataba de una falsificación o reproducción antigua, hasta que en 2019 un experto oyó hablar de él y lo examinó. Y saltó la liebre. Exámenes posteriores desvelaron que la firma está hecha con la misma tinta que el dibujo y que se corresponde con la forma en que Durero firmó otra veintena de obras entre 1501 y 1514. 

    La Virgen y el Niño con una flor en un banco de hierba

    Algunos expertos que han examinado la obra, sospechan que se creó en el año 1503, como un estudio preliminar a otra obra, según cuenta ‘News.artnet’.

    Además, la obra, que se ha llamado ‘La Virgen y el Niño con una flor en un banco de hierba’ se llevó a cabo en un papel con una marca de agua de tridente y anillo, el mismo motivo que se ve en más de 200 hojas utilizadas por el artista.

    Así el boceto, probablemente un trabajo preparatorio para una pintura de alrededor de 1506, es el primer dibujo “totalmente desconocido” del artista que resurge desde la década de 1970.

    El valor estimado, a falta de que la galería donde está depositado, Agnews Gallery, lo saque a la venta, estaría en torno a los 44,5 millones de euros. 

    La obra, hasta donde puede seguirse su rastro, perteneció a la Maison Carlhian, Paris y a Joseph Duveen en torno a 1939. Después pasó a los Duveen Brothers, en New York. Antes, pudo pertenecer a André Carlhian (entre 1883-1967). El arquitecto Jean-Paul Carlhian, de Concord, Massachusetts, lo tuvo hasta su muerte en 2012 y en 2016 sus hijas lo vendieron a su actual propietario. 

    Fuente: 20minutos