Redacción
Ocultos bajo la frondosidad de la Amazonía boliviana permanecen los restos de la cultura prehispánica Casarabe, sobre la que una investigación arroja nueva luz con el descubrimiento de restos arqueológicos hasta ahora desconocidos.
El equipo encabezado por Heiko Prümers, del Instituto Arqueológico Alemán, usó la tecnología LIDAR (Ligth Detection And Ranging), que emplea un escáner láser aerotransportado para obtener un mapa en 3D del terreno.
El equipo, pudo documentar en detalle dos grandes asentamientos ya conocidos, pero no explorados, Cotoca y Landívar, y otros 24 sitios más pequeños.
El uso de LIDAR, que permite “hacer desaparecer la vegetación”, llevó a identificar terrazas o lomas artificiales de cinco metros de altura y hasta 22 hectáreas (30 campos de fútbol), sobre las que había estructuras cívico-ceremoniales en forma de U y pirámides cónicas de hasta 21 metros de altura, como en Cotoca.
La cultura Casarabe, también conocida como la región de los montículos monumentales, se desarrolló entre los años 500 y 1400 de nuestra era, en el suroeste de Llanos de los Mojos, una zona de parches de sabana y bosque tropical. Todavía una gran desconocida, ahora se sabe que “es la más compleja de toda la Amazonía”.
Esta cultura se desarrolló en un paisaje con un ‘gran contraste estacional’ , con más de cuatro meses de sequía, que en la época seca resquebrajaba el barro con el que hacían sus construcciones, pero en la época de lluvias la sabana se cubría con una capa de agua.
“De lo que se tiene mapeado, y solo es una pequeña parte de lo que se ve, hay mil kilómetros de canales y terraplenes”, señaló José Iriarte, de la Universidad de Exeter (Reino Unido)., quien en sus 20 años de trabajo en la Amazonía ha contribuido con estudios de arqueobotánica, los cuales indican que el bosque no declinó, aunque se pudiera pensar que una cultura de este tipo haría grandes talas.
Hasta el momento, lo que se conoce de Casarabe procede de veinte años de excavaciones, donde entre otros materiales, se han encontrado restos de 120 enterramientos.
Esta cultura se desarrolló en un paisaje con un ‘gran contraste estacional’ , con más de cuatro meses de sequía, que en la época seca resquebrajaba el barro con el que hacían sus construcciones, pero en la época de lluvias la sabana se cubría con una capa de agua.
La investigación se centra especialmente en Cotoca y Landívar, que eran los principales centros de una red de asentamientos regionales conectados por calzadas aún visibles que irradian desde estos sitios a lo largo de varios kilómetros, escriben los autores.
Los arqueólogos han visto la existencia de un tipo de arquitectura que califican de cívico-ceremonial , con pirámides de hasta 21 metros de altura sobre plataformas artificiales, ‘ya no son los pequeños montículos de Loma Salvatierra’, y todos los elementos están interconectados.
Sitios como Cotoca se consideran que eran de uso ceremonial, pero no ocasional, sino que “probablemente vivía población durante buena parte del año”, al igual que en los muros circundantes, pues se han encontrado zonas que podrían ser basureros.
La orientación de los edificios en Cotoca y Landívar coincide con la observada en los 120 enterramientos recuperados en Loma Mendoza, lo que sugeriría algún motivo religioso, aunque “por ahora es especulación”.
Es mucho lo que aún queda por explorar y aprender, insiste Iriarte, quien describe la Amazonía como “la última frontera de la arqueología”.
Fuente:/theworldnews.net