Nutricionistas afirman que la carne dispara la ansiedad, el plátano y el chocolate proporciona felicidad y la yuca eleva el estado anímico
Redacción
Lo que sientes y lo que comes está relacionado y así lo afirman los expertos. Recientes estudios científicos se han centrado sobre los efectos de la alimentación en la salud mental, con el objetivo de averiguar si primero se come mal y luego si se producen consecuencias a nivel cerebral y anínico o al revés. Por ejemplo, en una investigación realizada con más de 1.000 mujeres se pudo comprobar que las que comían alimentos saludables sufrían menos depresión o trastornos de ansiedad.
En este sentido, la nutricionista Victoria Lozada asegura que “es importante saber que a nivel intestinal existe una cantidad grande de neuronas que están en contacto continuado con lo que sentimos. Existe incluso un eje intestino-cerebro que está en permanente comunicación. ¡Somos un todo!”. De hecho, no solo la alimentación te conduce a un estado de ánimo, sino que la manera en la que te sientes te hace elegir unos alimentos u otros. Eso que crees que te pide el cuerpo, quizá te lo esté pidiendo la mente…
En un reportaje publicado por Cosmopolitan, la experta Ana Sánchez Morillas, dietista-nutricionista, cuenta que existen muchos estudios que aseguran que llevar una alimentación equilibrada y sana nos aporta los nutrientes necesarios para estar más activa, positiva, y enfrentar el día a día con energía. “De todos esos nutrientes, precisamente los más importantes son los que condicionan nuestros neurotransmisores como la serotonina y las endorfinas, las hormonas de la felicidad”, defiende la experta.
Entre los alimentos que nos conducen con más rapidez a un aceptable estado de ánimo hay algunos que son precursores de estos neurotransmisores, como por ejemplo el triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina que modula los estados de ánimo y que contiene el plátano, los huevos, los pescados, el chocolate, la carne magra, los frutos secos… “Los llamamos confort foods, porque activan la dopamina y la serotonina, la leptina y la grelina”, recuerda Amil López, doctora en Farmacia y nutricionista.
Como cereales integrales, legumbres y tubérculos, especialmente el boniato y la yuca por ser más amiláceos (con más almidón). Con estos alimentos, que son azúcares complejos, no hay picos de glucemia como con los azúcares simples de la bollería y los dulces, y mantienen más homogéneo el nivel de azúcar en sangre. Por consiguiente, el estado de ánimo es más estable.
Sobre los llamados alimentos esenciales, denominados así porque nuestro organismo no los puede crear sino que hay que incorporarlos al organismo con la dieta, hay que buscar su razón en el Omega 3, que se encuentra en los pescados grasos, es decir, en los azules, pero también en los frutos secos como, sobre todo, las nueces. En este particular es importante detallar que la proporción idónea entre ácidos grasos Omega 3 y Omega 6 ha de ser de uno a dos o tres. Si el Omega 6 se disparara, podría haber un problema de inflamación.
Por su parte, las semillas tienen una potente acción anticolesterol. Mejor si las machacas, las hidratas o las compras directamente en polvo, porque el organismo las puede asimilar El zinc lo tienen los alimentos procedentes del mar como pescados y mariscos, pero también los proteicos de animales como los huevos, la carne roja y los lácteos. Los niveles bajos de este mineral se asocian con la depresión, ya que participa en múltiples procesos del sistema nervioso. Por su parte, la vitamina B la aportan las verduras de hoja verde y los frutos secos; mientras que la tirosina y fenilalamina, que debido a su carencia se asocia con depresión, malestar y ansiedad, las tienen las carnes, los huevos y los lácteos. Por otra parte, los llamados alimentos probióticos sirven para mejorar la microbiota intestinal y los procesos inflamatorios. Yogur, kéfir, tempe o kombucha son los ideales.
“Cuando comemos alimentos altos en fibra, estos promueven un crecimiento bacteriano correcto. Incluso hay un efecto llamado second-meal effect, propio de las legumbres. Su fibra promueve una flora intestinal beneficiosa, y la siguiente comida que tomes, tendrá una digestión mejor, con menor impacto en el azúcar sanguíneo y por tanto, es muy probable que tengas mejor energía y ánimo”, remata Victoria Lozada.
El hábito de alimentarse de forma saludable ya por sí mismo tiene un efecto positivo en tu cerebro. Todo es un círculo conectado que debes cuidar de principio a fin, porque el dicho popular somos lo que comemos, tiene mucho de verdad, y el hipocrático que la comida sea tu medicina, también. “Es literal, lo que consumimos forma nuestras células, bacterias, y con ello se renuevan nuestros órganos. Así que todo lo que comemos, básicamente conforma nuestro organismo”, cuenta Victoria.
En este sentido, investigadores de dos universidades de Nueva York (Binghamton y Stony Brook) han publicado un estudio en la revista Nutrients donde describen diferentes correlaciones entre hábitos dietéticos y estado anímico y psicológico:
- Un alto consumo de cafeína y comida rápida se asocia con personas con angustia y otros problemas de salud mental.
- El consumo de fruta se relaciona con mejor salud mental.
- La ingesta moderada de frutos secos resulta especialmente beneficiosa en los hombres.
- No saltarse el desayuno también reduce el riesgo.
- Aumentar el consumo de frutas y verduras, incluidas algunas raciones crudas, mejoran el estado mental.
Otra investigación, publicada en el Journal of Nutritional Health and Aging, señala que un ayuno intermitente con restricción calórica reduce la tensión, la ira, la confusión y otras alteraciones.
Fuente: Cosmopolitan / Cuerpo y Mente.