Ha logrado ‘colar’ la emoción de la música para optimizar el aprendizaje de una de las áreas más serias y racionales de las ciencias exactas: las matemáticas.
Redacción
Federico Ardila, nacido en Bogotá hace 43 años, graduado del MIT (EEUU) y con una amplia carrera como maestro universitario en ese país, tiene alma de músico, pero a la vez es un matemático consagrado. No duda en afirmar que el laboratorio de las matemáticas es la mente y por ello las puedes poner en práctica donde sea. “O sea, yo puedo estar en mi casa o estar en la oficina sin problemas”. Y eso le hace pensar que en un país como Colombia, “que habla de la importancia de desarrollar una comunidad científica más fuerte y más robusta, la matemática puede ser una muy buena opción, por lo que es tan barata”, subraya.
Fue un padre ingeniero y una madre socióloga quienes han influido en su gusto por la ciencia y por otro lado, cierta responsabilidad social. Una hermana mayor y una prima ganadoras de las Olimpiadas Colombianas de Matemáticas hicieron que Ardila tomara este camino y hoy enfoca su labor docente resaltando cómo las matemáticas son una herramienta de inclusión social. Por ello ha sido premiado por su capacidad de inspirar a sus estudiantes en el aprendizaje de las matemáticas.
“La matemática y la ciencia han sido utilizadas muchas veces por los gobiernos para causar daño. Y sé que esto no suena bien. Por ejemplo, armar fuerzas militares fuertes que puedan dominar a otros países. Y lo militar depende mucho de la matemática. Gran parte de los modelos del capitalismo están basados en matemáticas”, señala convencido.
Por esa razón considera fundamental que todos los sectores de una sociedad tengan acceso a esa herramienta, “porque dependiendo de quién la tenga y quién la use, puede ser una herramienta de opresión o una herramienta de igualdad”. Y a los científicos no les gusta decir esto, “pero la ciencia ha sido una gran herramienta para construir desigualdad también. Pero no porque sea mala, sino porque la gente que ha tenido acceso la ha usado para eso”.
Y por eso, para Ardila es fundamental en una sociedad que trata de ser más igual, “esta herramienta me parece que tiene que ser reimaginada por distintas comunidades. Que se pueda decir, en medio de la idea de construir una sociedad más igualitaria, qué papel puede jugar ahí la ciencia”, afirma convencido.
Con la música logro crear espacios en el aula donde mis estudiantes quieren aprender matemáticas
Se confiesa muy “experimental” a la hora de poner en práctica sus puntos de vista en el aula. Por ejemplo, “para que los estudiantes se sientan cómodos yo le meto música. Yo soy también DJ. Y pienso mucho en la música como un elemento que puede tener un efecto fuerte. A veces cuando llego al salón de clases les digo, “muchachos, pongan música ustedes”. Y cada día un o una estudiante tiene la oportunidad de poner una canción que signifique mucho para él o para ella”, comenta.
De esto que empezó como un experimento que era divertido, “lo que me impresionó es que los jóvenes ponen canciones que son muy significativas y cuentan historias muy personales”. “Entre más hago estas cosas, más me doy cuenta de que los jóvenes quieren también aprender matemáticas, pero sobre todo que los traten como personas”, afirma convencido.