El acceso al agua potable y las botellas de plástico desechables están esencialmente ligados en las Islas Mediterráneas.
Redacción
En julio de 2019, hace ahora 2 años, en estrecha colaboración con EMAYA, la fundación Cleanwave lanzó su primera fuente de agua filtrada verdaderamente pública en el corazón de Palma de Mallorca. “Consumimos 1,5 millones de botellas de bebidas de plástico al día en las Islas Baleares” afirmaba . Las botellas de agua de plástico son consideradas el contaminante principal de residuos plásticos en todo el mundo, y nuestra misión es proporcionar una alternativa”, afirma Line Hadsbjerg fundadora de Cleanwave junto con Philipp Baier.
La organización comenzó llegando a acuerdos de colaboración con locales de ocio y de restauración para que sus clientes pudieran rellenar botellas de agua sin coste; lograron unos 90 establecimientos adheridos en Palma. Pero en 2019 EMAYA se encargó de la instalación de la primera fuente de agua pública responsabilizándose del mantenimiento, además de aportar el agua gratuitamente. Fue la primera fuente instalada en un espacio público y desde entonces se han instalado otras muchas.
Las fuentes de agua pública Cleanwave proporcionan agua filtrada a los residentes y visitantes para rellenar sus botellas de agua sostenibles y evitar desperdicios innecesarios de plástico
Los fundadores han comprobado que el calor mediterráneo y el gran número de turistas es un gran negocio para los productores de agua embotellada y termina en enormes cantidades de residuos. Por otro lado, no hay ningún sistema de devolución de botellas de agua vacías, ni de vidrio ni de plástico. “Los contenedores amarillos de reciclaje están repartidos por toda la isla de Mallorca, de los cuales recogen su contenido, se envía a la planta de residuos y son ordenados, preenvasados y enviados a la Península” comentan.
Nuestra visión es que Baleares sea un modelo a seguir mundialmente reconocido para la vida regenerativa para 2026
Ibiza envía sus residuos de plástico a Mallorca y no hay ningún sistema en Menorca. Todos sus residuos terminan en vertederos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de separar los residuos de plástico, no todos los habitantes de las islas respetan el sistema ofrecido, dando lugar a enormes volúmenes diseminados descuidadamente a través de las islas que, en última instancia terminan en el mar.