El diseñador americano es conocido por sus famosos ‘Soundsuits’, trajes inspirados en la estética y los bailes tribales africanos, con los que además lanza un mensaje contra el racismo
Mónica Ledesma / NoticiasPositivas
Ramas, cristales, cerámica o cabellos de colores se transforman en arte transgresor y reivindicativo con el que el artista estadounidense, Nick Caves, ha logrado consagrarse dentro del mundo del diseño textil y la performance mundial. Conocido por sus llamativos Soundsuits (trajes sonoros), el creador se inspira en la estética y la esencia de los bailes tribales de la cultura africana para redescubrir una nueva manera de vestir y, a la vez lanzar un mensaje contra el racismo a través de sus prendas.
Consideradas esculturas en movimiento, sus diseños se sitúan entre la extravagancia y la defensa de la raza negra, arte reivindicaditivo y llamativo que más que servir para vestir en el día a día se considera como una pieza de museo. La formación de Cave como coreógrafo y sus conocimientos en diseño textil lo inspiraron para comenzar con la creación de estos curiosos trajes Soundsuits, a los que denominó así por los ruidos que emitían cuando estaban en movimiento. Para hacer estos trajes de sonido, el artista reutiliza elementos que contengan cerámica o cristales y que encuentra en mercados, tiendas de segunda mano o de antigüedades, dando una nueva vida a texturas que en otra ocasión cumplieron una función diferente.
Aunque Cave también pinta y esculpe, su fama mundial ha venido derivada de sus trajes sonoros, muchos de los cuales ornamentan el cuerpo entero haciéndolos vibrar y resonar con el movimiento del usuario. Una fusión de escultura, moda y espectáculo que lo han llevado a exhibirlos en destacadas galerías de arte de Estados Unidos o incluso a ser utilizados por bailarines en numerosos espectáculos. Un ensemblaje de fantasía que se construye con pieles brillantes, cabellos sintéticos, ramitas, lentejuelas, suéteres reutilizados, tapetes de ganchillo, gramófonos o incluso muñecos de peluche. Eclectismo adornado con pinceladas de extravagancia que se combina, a su vez, con tocados realizados con abalorios de pedrería, pájaros de o incluso piezas de alta costura.
Los Soundsuits pueden parecer casi chamánicos, un giro contemporáneo de los kukeri , antiguas criaturas folclóricas europeas que se dice que ahuyentan a los espíritus malignos. En sus sorprendentes movimientos, los sonidos cambian según los materiales utilizados para fabricarlos. Un ritual mágico que se acompaña de un complejo ritual a la hora de vestirlos, pues el proceso de colocar uno de estos trajes, que pesan sobre 18 kilos, se asemeja al de preparar a los samuráis para la batalla. Después de cada actuación, los trajes requieren un cuidado extremo, en especial los que llevan pelo, pues hay que cepillarlos minuciosamente después de su uso.
Cave explica que incialmente concibió los Soundsuits como una especie de armadura que oculta la raza, la clase y el género. Piel que esconde la piel y que muestra la figura humana sin identidad. Un grito en forma de ruido con el que el artista quiso remover la doble conciencia de la sociedad americana y la desesperación de las personas negras que tienen que sobrevivir en una sociedad racista. Recuerda que su primer traje sonoro nació en 1992, después de la paliza que recibió Rodney King por parte del departamento de Policía de Los Ángeles en 1991 y que movió los cimientos raciales del país. Tras este primer prototipo surgieron muchos más, pero como afirma el artista en una entrevista publicada por el New York Time, “literalmente los metí a todos en el armario porque no estaba preparado para exhibirlos.
Sus Soundsuits empezarían a salir a la luz a finales de los años 90 en sus primeras exposiciones individuales y hasta la fecha ya ha confeccionado más de 500. Exuberantes expresiones de color y denuncia que traspasa los límites de la visibilidad y exigen ser vistos, admirados y hasta aplaudidos.
Tras el éxito de los Soundsuits, el enfoque de Cave se ha expandido a la cultura que los produjo, impulsando programas que implican más directamente a los espectadores y exigen un compromiso cívico en torno a temas como la violencia armada y la desigualdad racial, ya que el se ve a sí mismo como un mensajero primero y un artista después. En 2019 inauguró el espacio de arte multidisciplinario Nick Cave’s Facility, en Chicago, donde comparte su creatividad con su socio, Bob Faust , y su hermano mayor Jack.
Cave compagina su actividad artística con la de profesor de Moda y Vestuario en el Instituto de Arte de Chicago, pues la ropa ha estado siempre vinculada a su vida desde joven. En 1996, tras acabar su formación en diseño, lanzó una línea de moda homónima para hombres y mujeres que mantuvo activa durante una década. Luego llegarían los Soundsuits, una belleza inclasificable que a modo de puzzle hace encajar materiales diferentes para crear una atmósfera casi psicodélica. Ahora, sus propios diseños de ropa se han vuelto más prácticos en los que destacan como suéteres o camisas de ganchillo bordados con joyas brillantes. No obstante sus trajes sonoros seguirán despertando admiración y conciencias mientras crean música para la vista.