El diseñador y guarnicionero ha logrado con su firma homónima de calzado exclusivo abrir puntos de venta en España, Hong Kong y México, además de hacer encargos para la Casa Real Saudí
Mónica Ledesma / Noticias Positivas
Hay personas que dejan huella, pero si además calzan unos Abraham Zambrana esa huella va impregnada, a su vez, de auténtico glamour. Esta firma, adscrita a Tenerife Moda pero radicada en Jerez de la Frontera, se ha especializado en zapatos de diseño exclusivo hechos a medida, una esencia envuelta en piel que ha elevado el prêt à porter a la moda especializada en calzado. Pisadas con estilo que, en poco más de seis años, han logrado introducirse en el mercado internacional del lujo, vistiendo los pies de auténtica fantasía en lugares tan dispares como España, Hong Kong, la Casa Real de Arabia Saudí y, próximamente, en México.
Abraham Zambrana es el alma mater de su enseña homónima, un joven artesano natural de la Barca de la Florida, en Jerez, que comenzó con tan solo 19 años a aprender los secretos del mundo de la guarnicionería. Una pasión que lo llevaría diez años después a irrumpir en el mercado del diseño con el nacimiento de su propia firma. Un oficio artesano que bebe de la talabartería pero que se aleja del clasicismo ecuestre para reivindicar una profesión en vías de extinción, la de zapatero.
“Desde pequeño siempre me atrajo todo lo relacionado con el arte del cuero, por lo que de adolescente comencé a hacer pulseras y a aprender por mi cuenta cómo trabajar con este material. Gracias a un vecino conocí a un guarnicionero militar, con quien iba a trabajar por las tardes, tras salir de clase, ampliando mis conocimientos. Más tarde me enteré de que daban unos cursos especializados en la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, por lo que me preparé a conciencia para los exámenes de acceso y, finalmente, me admitieron. Tras tres años formándome en el oficio, tuve la oportunidad de continuar mi formación en Francia, concretamente, en el Liceo Agrícola de Mirandes, por lo que invertí los pocos ahorros que tenía y me fui a este país a cumplir mi sueño”, explica el artesano.
Sin dominar el idioma y sin casi dinero para comer, Zambrana inició una nueva vida a miles de kilómetros de su hogar, pero mientras ampliaba sus técnicas artesanas entre clase y clase, la suerte le esperaba en una pequeña calle muy cerca de donde vivía. “Un día iba caminando y me encontré con una pequeña zapatería frente a mi. Al entrar y ver cómo trabajaba el cuero aquel hombre supe, realmente, que éso era a lo que me quería dedicar. Le pedí que me enseñara a cambio de un plato de comida y de ayudarle gratis en su taller. Para mi sorpresa, aceptó. Y así fue como por las tardes me dediqué a arreglar los zapatos y él, a cambio, me enseñó a patronar, cortar y hormar el calzado, aprendiendo todo lo que hoy sé”, recuerda.
Suelas y fornituras que se reparaban manualmente, entre clavos y pegamentos especiales, a la par que Zambrana daba sus primeros pasos en el mundo del diseño especializado en calzado. Unos prototipos experimentales que, en principio eran para uso personal y que nunca se llegaron a vender, hasta que ya completada su formación decidió regresar a su tierra. “Cuando volví a Jerez monté un pequeño taller de guarnicionería en casa, donde seguí creando calzado masculino que, poco a poco, comenzó a tener demanda por parte de amigos, familiares y otros clientes. Cada vez que podía viajaba a ciudades como Londres o Ámsterdam para conocer de primera mano nuevas técnicas o tendencias que aplicar a mis diseños Así, hasta que encontré una oferta de trabajo por Internet en la cual una empresa de Tenerife buscaba un guarnicionero. Me presenté y me aceptaron, por lo que me marché a la Isla hasta que al par de meses aposté por crear mi marca”, subraya el creador.
Sus zapatos siguen un patrón clásico y atemporal, pero van impregnados con pinceladas contemporáneas en los que el color se convierte en el elemento clave. Diseños únicos y originales en los que priman solapas con botonaduras, lazadas de raso, grandes hebillas o punteras de charol. Aires retro que en múltiples tonalidades se construyen a partir de hormas de diferentes anchuras que van dando forma a zapatos de piel, cuero o charol que buscan calzar de elegancia artesana los pies más elegantes. Una guarnicionería tradicional que se inspira en los años 40 y 50 para hilvanar entre pespuntes, tachones y fornituras guiños de modernidad a unos complementos masculinos y, en los últimos años también femeninos, que no dejan indiferente a quien los contempla.
“Me gusta hacer zapatos masculinos y, aunque trabajo para mujer, mis diseños siguen este patronaje más varonil. Sin perder la esencia artesana me inspiro en el calzado antiguo pero con mi particular toque de colores y pieles, dando forma a un complemento que, aunque no se tenga muy en cuenta, en realidad define a quien lo porta. Por ello, mis creaciones van dirigidas a un cliente medio alto, a partir de los 25 años de edad, que quiera dar un aire exclusivo a su estilismo”, puntualiza.
Desde que naciera su firma Abraham Zambrana Shoes en 2015, sus diseños han desfilado por las principales pasarelas nacionales acompañando las creaciones de modistos masculinos como Lucas Balboa, Néstor Torres o MarioTeo, entre otros y, además, han viajado a Ferias Internaciones como la de Tenerife Moda, Momad Madrid, Milán o Florencia, donde ha logrado mostrar su producto a clientes de todo el mundo. Asimismo, su marca ha sido galardonada con el Premio Nacional Prenamo a la Excelencia Empresarial y ha recibido el Premio Ciudad de Jerez a la Creación. Galardones que han afianzado su enseña y que lo han llevado. hace un mes, a abrir en su tierra natal su nueva tienda-taller-escuela, en la que además de encontrar sus diseños ofrece formación a nuevos artesanos del calzado.
Zambrana comenta que actualmente su producción cuenta con 80 modelos en stock que se fabrican a medida de quien los encargue, diseños que además pueden personalizarse con pieles o texturas a gusto del cliente. Una labor de producción que se realiza artesanalmente en Huelva, donde nacen modelos exclusivos en los que prima el estilo Richelieu, Derby, Oxford o de corte inglés. Reminiscencias british que se adornan de detalles únicos en pieles como el ante, la ternera, el box-calf, potro, avestruz, serpiente o charol para impregnarlos de ese toque peculiar de fantasía.
“Aunque las ventas han bajado un poco ante la crisis sanitaria, lo cierto es que no puedo quejarme porque sigo recibiendo muchos pedidos y realizando entre 40 y 50 zapatos nuevos cada mes, sobre todo de pieles exóticas. Son diseños especiales en los que se fusionan botonaduras de cuero o zapatos bicolores, pero siempre a partir de una idea base del catálogo. Ya el resto va tomando forma según el gusto del cliente, diseñando su idea en el cartón en el que dibujo la silueta del calzado y, posteriormente, hasta que se corta el patronaje”, detalla.
Creaciones que hacen sentir cómo la naturaleza se amolda a la piel, logrando que con cada pisada se sienta la perfección del trabajo artesano en suelas curtidas en barrica, que ofrecen mayor resistencia a la abrasión y desgaste, interiores forrados en piel de becerro, plantillas 100% de cuero y productos cosidos con la técnica Goodyear clásico que lo distingue del tradicional pegado. Una fabricación exquisita que consigue un zapato duradero y cómodo, que se adapta a la manera de caminar con el uso, además de proporcionar un aislamiento térmico del frío, el calor y la humedad, según se especifica en la web oficial de la firma.
Zapatos y, además bolsos de mujer o de viaje, en los que se cuida el mínimo detalle y por lo que se necesitan de tres a cuatro semanas para que el producto esté terminado y listo para su entrega. Diseños que pueden alcanzar los 1.500 euros pero que llevan la garantía de que durarán toda una vida.
“No puedo quejarme por el trabajo, pues sigo inmerso en nuevos proyectos y colaboraciones, como actualmente el que llevo a cabo con una firma de sandalias de Cádiz. Son malos tiempos pero mi clientela es de alto poder adquisitivo y por suerte sigo adelante con mi firma y pudiendo llevar a cabo retos como el de esta nueva escuela-taller, en la que he invertido más de 150.000 euros para su puesta en marcha y en la que ahora hay matriculados varios alumnos de otras regiones del país y hasta de China”, matiza Zambrana.
Cursos de formación teórico-práctica en patronaje del calzado masculino, donde el alumnado adquiere las habilidades y las destrezas necesarias en la confección del patrón de calzado junto a uno de los grandes artesanos especializados. Un oficio en actual demanda, ante la escasez de expertos en calzado, y en el que el buen gusto y la innovación han hecho que Abraham Zambrana siga pisando con fuerza en el mundo de la moda.