La propietaria denunció la desaparición de su mascota en 2017, posteriormente se fue a vivir a Bilbao y ahora ha podido recuperar a su felino gracias al chip

Redacción
Hay historias que parecen escritas para una película navideña, pero que suceden de verdad. Así es la que acaba de vivirse en el municipio tinerfeño de El Rosario (Islas Canarias=¡) y tiene como protagonista a Oreo, un gato negro que se había perdido en junio de 2018 y que, contra todo pronóstico, ha logrado reencontrarse con su familia casi ocho años después.
El inesperado final feliz comenzó hace apenas unos días, cuando el personal voluntario del proyecto CER (Captura, Esterilización y Retorno) de El Rosario, que actúa en la zona de Varadero y Radazul, capturó a un gato que llevaba meses merodeando por el entorno y que parecía abandonado. El objetivo era el habitual dentro del programa municipal: proceder a su esterilización y posterior retorno.
Sin embargo, lo que parecía una intervención más dio un giro emocionante cuando se comprobó que el animal llevaba implantado un microchip de identificación, algo poco frecuente aún en gatos domésticos.
El lector reveló entonces un dato asombroso: el gato se llamaba Oreo y constaba como desaparecido en el municipio de La Laguna desde hacía más de siete años y medio. Gracias a la rápida gestión del veterinario asesor del proyecto CER de El Rosario y a la colaboración de la clínica veterinaria 3 de Mayo, se logró localizar a su propietaria.

La sorpresa fue aún mayor al comprobar que, tras todo ese tiempo, la dueña de Oreo residía ahora en Bilbao. La incredulidad inicial dio paso al asombro y, finalmente, a una emoción incontenible: sin pensarlo dos veces, tomó un avión y, apenas dos días después, estaba en Tenerife. El reencuentro fue tan sencillo como inolvidable. Miradas cómplices, caricias y una conexión intacta demostraron que el vínculo nunca se había roto del todo.
Una escena cargada de emoción que confirma que la esperanza, incluso tras casi una década, puede hacerse realidad.
Desde el Ayuntamiento de El Rosario se ha querido agradecer expresamente la labor del personal voluntario del proyecto CER y de la Clínica Veterinaria 3 de Mayo por su implicación constante en esta apuesta municipal por el bienestar animal.
Una historia real que emociona, conciencia y demuestra que, a veces, los finales felices existen… y que nunca es tarde para volver a casa… por Navidad.
Fuente: Planeta Canario