Sucede a la surcoreana Han Kang, premiada por la Academia Sueca el año pasado
Redacción
El escritor húngaro László Krasznahorkai ha ganado el Premio Nobel de Literatura 2025, por su obra “convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”. Así lo ha anunciado el pasado jueves la Academia Sueca.
El galardonado nació en Gyulka, al sureste de Hungría, cerca de la frontera con Rumanía, en 1954. Estudió Derecho y Lengua y Literaturas Húngaras y, tras trabajar varios años como editor, se convirtió en escritor. En 1987 abandonó la Hungría comunista y se trasladó al Berlín Occidental para obtener una beca. Durante los noventa pasaría largos períodos en Mongolia y China, y más adelante en Japón. Todos ellos escenarios que influyeron estética y estilísticamente en su manera de escribir.
Krasznahorkai, editado en España por Acantilado, cuenta en su haber con otros premios como el Marai Sandor (1998), el Kossuth (2004), el Man Booker International (2015) y el Formentor de las Letras, el año pasado. “La desolación, el apocalipsis y el absurdo, que constituyen el telón de fondo de su mundo narrativo, no están reñidos en su obra con la búsqueda de la belleza o el amor a la naturaleza como reflejo de la divinidad.
Aunque haya afirmado que escribir es para él algo tan enigmático como ‘bailar en el infierno’, a los lectores su misteriosa danza nos parece mágica una y otra vez”, han declarado desde la editorial en un comunicado.
Su primera novela, Satantango (1985) sigue siendo su obra más conocida, junto a Melancolía de la resistencia (1989). Ambas fueron llevadas al cine de la mano de su director y amigo Béla Tarr, con quien coescribió los guiones. En su revelador debut retrató a un grupo de residentes indigentes de una granja colectiva abandonada en la campiña de su país, justo antes de la caída del comunismo.
El elemento satánico al que hace alusión el título del libro está presente en su moral esclava y en las pretensiones del embaucador Irimiás que, tan eficaces como engañosas, deja a casi todos ellos enredados en sus propias redes. Todos los personajes aguardan a que ocurra el milagro, una esperanza que desde el inicio se ve lastrada por el lema kafkiano que introduce la novela: “En ese caso, lo perderé por esperarlo”.

Krasznahorkai es un hombre tranquilo, afable, apasionado de la conversación y dueño de una literatura sin prisa y de cocción lenta que hoy choca frontalmente con el ritmo de nuestras vidas. El máximo galardón universal premia así la hondura, la capacidad de profundizar y un alto en el camino en este modo de vida de aceleración sin fin. En España publica toda su obra la editorial Acantilado, traducida por Adan Kovacsics.
Fuente: eldiario.es