Redacción
Científicos de la Universidad de Nankín han anunciado un invento que podría revolucionar el uso de la energía solar: un revestimiento transparente capaz de convertir las ventanas convencionales en paneles fotovoltaicos sin alterar su estética ni su luminosidad. Este desarrollo busca aprovechar superficies ya existentes en edificios para generar electricidad limpia.
El sistema, denominado CUSC (siglas de concentrador solar difractivo incoloro y unidireccional), actúa desviando determinados fotones hacia los bordes del cristal. Allí se instalan celdas solares que transforman la luz en energía eléctrica, mientras que el resto del espectro visible atraviesa el vidrio, lo que permite mantener la función de la ventana.
La innovación se apoya en cristales líquidos colestéricos, materiales que manipulan la polarización de la luz. Al superponer distintas capas, se consigue cubrir el rango completo del espectro y redirigirlo al interior del vidrio. Durante los ensayos en laboratorio, los investigadores alcanzaron un 38,1% de captación con láser verde, el color más sensible al ojo humano. Bajo condiciones reales de iluminación, la eficiencia global se situó en el 18,1%.

Uno de los aspectos más destacados del recubrimiento es su equilibrio entre rendimiento y apariencia. Las pruebas revelan que las ventanas tratadas conservan un 64,2% de paso de luz visible y un 91,3% de precisión cromática. Estas cifras superan a otras propuestas de ventanas solares y refuerzan su viabilidad para el entorno urbano.
Prototipo
Para validar la idea, el equipo desarrolló un prototipo de apenas una pulgada, suficiente para alimentar un pequeño ventilador. Según los investigadores, aplicar este recubrimiento a ventanas de tamaño real podría suponer un salto considerable en generación eléctrica a escala local y global.

No obstante, el proyecto aún enfrenta retos. La eficiencia de conversión, que actualmente alcanza solo un 3,7% del total de energía solar recibida, debe mejorar de forma significativa. También es necesario perfeccionar los procesos de fabricación y garantizar la estabilidad del material. Pese a estos desafíos, los expertos consideran que se trata de un paso firme hacia la integración discreta y sostenible de la energía solar en las ciudades.
Fuente: El Confidencial