La población de esta región se enfrenta a eventos extremos durante la temporada de ciclones
Redacción
Golenur Begum vio cómo su casa era arrasada dos veces por poderosas tormentas que azotaron la aldea costera de Sinharatoli, en el suroeste de Bangladés. Ahora, las mujeres de su aldea y de otras comunidades están protegiéndose del cambio climático mediante la plantación de manglares.
Golenur Begum ha vivido 12 ciclones. De niña, fue testigo de cómo se destruía la casa de su padre; de adulta, vio la suya hecha añicos. El agua salada que traían las marejadas ciclónicas arruinó sus cultivos y medios de vida. Y, con el cambio climático, estos impactos se vuelven cada vez más intensos y frecuentes.
“Hace 16 años, en 2009, el ciclón Aila arrasó mi casa. Al principio, nos refugiamos sobre un camino elevado de tierra cerca de casa. Cuando el camino se inundó, corrimos hasta un albergue a dos kilómetros de la aldea para salvar nuestras vidas”, recuerda Golenur , de 48 años, que vive en la aldea de Sinhartoli. Al día siguiente, añade, “cuando regresamos, vimos que muchas más casas habían sido destruidas. Las granjas de langostinos, los campos de hortalizas, los gallineros y los estanques estaban bajo agua salada”.
No está sola en esta vivencia. Sahara Begum (32), Rokeya Begum (45) y Anguri Bibi (44), de la misma aldea, relatan la misma crisis. La aldea de Sinharatoli, vulnerable al cambio climático, forma parte de la Unión de Munshiganj, en el subdistrito de Shyamnagar, distrito de Satkhira, en el suroeste de Bangladés. El río Malanch pasa junto a la aldea.
Del otro lado del río se encuentra la región de los Sundarbans, un área de manglares declarada Patrimonio de la Humanidad, en el delta del Ganges, formada por la confluencia de los ríos Ganges, Brahmaputra y Meghna, en la bahía de Bengala. Nuevos manglares protegen viviendas en riesgo por el cambio climático.
La mayoría de los habitantes de las aldeas a lo largo del río Malanch perdieron sus hogares y medios de vida a causa del ciclón Aila. Pero no fue solo Aila, Golenur ha enfrentado 12 ciclones.
CRISIS CLIMÁTICA
Neelima Mandal, de 40 años, vecina de la aldea de Chunkuri, cercana a los Sundarbans, cuenta: “Debido a los ciclones frecuentes, los diques en la ribera del río colapsaban. El agua de marea del Malanch entraba directamente a nuestras casas. Como resultado, nuestras vidas y medios de subsistencia estaban en peligro”.
En 2013, las mujeres de esta comunidad comenzaron a construir una muralla de manglares, una señal de que no iban a dejar que el clima dictara su futuro. “Cuando empezamos a plantar plántulas de manglar aquí, toda el área estaba desprovista de árboles. El agua de marea solía inundarla. En pocos años, se formó un bosque de manglares en ese espacio vacío. Más de 500 personas de unas 100 casas de la aldea ya están a salvo de los peligros naturales”, cuenta Golenur. Una muralla protectora de manglares también cubre ahora la aldea de Chunkuri, que era igualmente vulnerable. Las y los habitantes cuidan de los manglares y se benefician de ellos.
Los manglares nos ayudan a asegurar nuestro sustento
SABITRI MONDAL
La costa suroeste de Bangladés enfrenta múltiples crisis debido al cambio climático. La población de esta región está muy familiarizada con los efectos de las mareas, los ciclones y la salinidad. Sobreviven adaptándose a estos peligros. “Los manglares nos ayudan a asegurar nuestro sustento. Podemos recolectar forraje para el ganado del bosque. Además, nos ayudan a reducir el calor”, agrega Sabitri Mondal, vecina de la aldea de Chunkuri.
Según un estudio de Change Initiative, en 1973 los bosques densos cubrían 94,2 % de los Sundarbans. En 2024, esa cifra descendió a 91,5 %. La población de esta región enfrenta eventos extremos durante la temporada de ciclones, cuando la altura de las mareas puede llegar hasta 3 metros.
Fuente: ipsnoticias