La pequeña Gamai creció con sus extremidades rígidas a consecuencia de un accidente
Redacción
Hace tres años, la vida de Gamai cambió para siempre cuando, con solo un año de edad, accidentalmente derramó una olla de agua hirviendo sobre sí misma. Las quemaduras afectaron principalmente sus brazos y manos, dejaron cicatrices tan profundas que con el tiempo su piel se contrajo, limitando por completo su movilidad. Sin acceso a tratamientos médicos especializados, Gamai creció con sus brazos rígidos.
Sin embargo, este accidente no solo afectó su cuerpo, sino también su interacción con el mundo, marcándola como una niña diferente en su comunidad.
Tras el accidente, la familia de Gamai acudió al hospital local en busca de ayuda, pero los recursos y el médico personal eran limitados. Solo recibió un simple ungüento para tratar las quemaduras.
En el Africa susahariana, esta situación es común: los recursos médicos para tratar quemaduras graves o realizar cirugías reconstructivas son extremadamente escasos.
Esta falta de acceso no solo agrava las condiciones físicas, sino que también afecta psicológica y socialmente a quienes las sufren, impidiendo su desarrollo normal y condenándolos a vivir con discapacidades evitables.
Las cicatrices visibles en sus brazos y manos la convertían en blanco de burlas y rechazo por parte de otras personas en su comunidad. Era mirada con desdén debido a su apariencia, lo que acentuaba su sensación de exclusión.
La vida de Gamai y su familia comenzó a cambiar cuando su madre, Confort, escuchó acerca de la llegada de un barco hospital a Guinea, gestionado por la organización benéfica internacional Mercy Ships. Esta organización, que envía barcos equipados como hospitales flotantes a países en desarrollo, ofrece cirugías gratuitas a personas con enfermedades o lesiones que, de otro modo, serían intratables debido a la falta de recursos médicos en la región.
El barco Africa Mercy, una verdadera esperanza flotante, contaba con cinco salas de operaciones, 80 camas de hospital y una unidad de cuidados intensivos.
Después de conocer la misión de Mercy Ships, Confort decidió emprender el viaje con su hija de cuatro años, con la esperanza de que fuera seleccionada para una cirugía que cambiaría su vida.
Finalmente, la pequeña fue elegida para la operación, y el equipo médico de Mercy Ships se encargó de liberar sus brazos de las cicatrices que habían contraído su piel, devolviéndole la movilidad. Tras la cirugía, comenzó un proceso de rehabilitación en el barco, lo que marcó el inicio de su recuperación y su nueva oportunidad para llevar una vida más plena.
Después de semanas de rehabilitación a bordo del barco hospital Africa Mercy, Gamai pudo regresar a casa junto a su madre. Ahora, con sus brazos finalmente libres de las cicatrices que durante años la mantuvieron inmovilizada, pudo hacer algo que nunca había podido: abrazar a sus padres.
La cirugía no solo le devolvió la movilidad, sino también la posibilidad de llevar una vida más activa y feliz. Gamai ahora podía jugar, escribir y bailar —actividades que antes le estaban negadas debido a la rigidez de su piel. Su padre, Lamine, expresó con alivio y alegría cómo sentía que su hija había sido liberada de una especie de prisión, permitiéndole por fin experimentar la libertad de movimiento que nunca había conocido.
La labor de Mercy Ships en África subsahariana ha sido fundamental para transformar la vida de millas de personas que, como Gamai, no tendrían acceso a cirugías cruciales. Esta organización benéfica internacional, que opera barcos hospitales como el Africa Mercy, ha llevado esperanza a comunidades que carecen de infraestructuras médicas adecuadas.
Mercy Ships representa una solución temporal pero vital en un contexto donde las necesidades médicas son inmensas y los recursos limitados. El trabajo de sus voluntarios y el impacto que tienen en las comunidades refleja la importancia de iniciativas humanitarias en regiones donde el acceso a la atención médica es un lujo inaccesible para la mayoría.
Fuente: infobae