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    Enheduanna: el primer escritor de la historia era mujer

    Redacción

    Los libros de historia siguen mencionado al poeta de la Antigua Grecia, Homero, como el primer escritor del que se tiene constancia. Lo cierto es que 1500 años antes, en el siglo 24 a.C, Enheduanna escribió un conjunto de himnos cuyos ecos resuenan todavía en los Salmos de la Biblia. La historia la ha olvidado por ser mujer, pero hoy venimos a recordarla.

    Enheduanna (2285 a.C. – 2250 a.C.) es considerada la primera autora conocida en la historia de la humanidad. Vivió en el siglo 23 a. C. en la Antigua Mesopotamia y es la figura que escribió los primeros textos que se pueden atribuir a la historia de la literatura de autor. O mejor dicho: la literatura de autora.

    Los orígenes de la escritura en el mundo antiguo son a menudo considerados una labor exclusivamente de hombres. La referencias históricas siguen señalando a Homero como el primer autor del que tenemos constancia en la humanidad. Sin embargo, 1500 años antes una mujer, Enheduanna, se convertía en una pieza fundamental de la rica historia literaria de la Antigua Mesopotamia -en el actual territorio de Iraq-. En este precioso vídeo se cuenta gráficamente su historia.

    Que Enheduanna sea identificada hoy como la autora detrás de esas obras es tremendamente importante. También sabemos que ella no debía de ser la única escritora de su época: hay certeza de que ciertas mujeres nobles y princesas también escribieron composiciones poéticas, aunque ninguna ha tenido tanta relevancia como Enheduanna(2285 a.C. – 2250 a.C.). 

    Mi rey, he creado algo que nadie ha creado antes

    La mayor prueba física de la existencia histórica de Enheduanna(2285 a.C. – 2250 a.C.) fue encontrada en una de las zonas del templo de Nanna en Ur y consiste en tablillas de terracota con sus escritos, algunos restos cerámicos y joyería.

    Además de escritora y poeta, Enheduanna era también princesa y sacerdotisa. Su padre, Rey Sargón I de Acad, fue el creador del Imperio Acadio en el 2.334 a.C., considerado por varios historiadores como el primer imperio en la historia de la Humanidad. En esos momentos, la antigua cultura sumeria y la nueva cultura acadia se oponían y, a menudo, se rebelaban contra él.

    Por este motivo, designó a Enheduanna como suma sacerdotisa, en un esfuerzo por cerrar la brecha cultural y traer la paz a la nación. Convertirse en suma sacerdotisa significó que pudo recibir una educación en la que aprendió a leer y escribir los idiomas de ambas culturas opuestas, así como a aprender a hacer cálculos matemáticos. Fue con la educación adquirida pudo unir ambas culturas rebeldes a través de los 42 himnos religiosos que escribió, combinando las mitologías de ambas culturas.

    Enheduanna fue sin duda una adelantada a su tiempo y una de las personalidades más fascinantes del mundo antiguo. Ella misma debía de ser consciente de ello, pues no en vano escribió al comienzo de sus himnos: «Mi rey, he creado algo que nadie ha creado antes».

    Enheduanna es considerada como la autora de varias obras religiosas

    En aquellos tiempos, la forma de escritura utilizada era la cuneiforme: una escritura abstracta que se realizaba sobre tablas de arcilla. Su objetivo principal era que los comerciantes de distintos puntos geográficos se comunicaran sobre sus negocios. La escritura en la Antigua Mesopotamia no tenía un propósito personal, y mucho menos sentimental.

    Al menos hasta que llegó Enheduanna, que comenzó a escribir himnos religiosos y poesía, humanizando a los dioses a los que estaban dedicados. Por primera vez, estos dioses, que hasta ese momento eran intangibles e inalcanzables, sentían emociones: desde la felicidad a la tristeza, pasando por la ira, la traición y el amor.

    Al jugar con sus emociones, Enheduanna pudo apaciguar a las gentes de las culturas sumeria y acadia, muy enfrentadas en ese momento. Por fin podían honran a sus deidades todos juntos, uniéndolas como una sola.

    Lo que Enheduanna logró hacer fue tomar la esencia de las emociones y traducirlas de una manera que pudo unificar a dos comunidades en conflicto. Por primera vez en la historia alguien ponía la primera piedra del estilo narrativo, iniciando una forma de escritura como autorreflexión, que podía conectarse con las emociones de las personas, en lugar de las necesidades prácticas. Recordemos que era el siglo 23 a.C.

    En sus himnos, Enheduanna también daba fé de los desafíos que suponía encapsular las maravillas divinas en el mundo de la palabra. Describía las largas horas que pasaba trabajando sobre sus composiciones durante la noche, para que fueran interpretadas al día siguiente. Los frutos de su trabajo están en su mayor parte dedicados a la diosa del amor, Innana.

    Su poesía tiene una calidad reflexiva que enfatiza las cualidades superlativas de su musa divina, mientras también resalta las habilidades necesarias para desarrollar composiciones escritas. En su himno más íntimo y recordado, revela el secreto de su proceso creativo: la diosa lunar visita su hogar a medianoche y la ayuda a «concebir» nuevos poemas, «dando nacimiento» a versos que respiran. Parece increíble que estemos hablando del año 2260 a.C.

    Tablas con el Himno del Templo de Sumeria (c) Walters Art Museum via Wikimedia Commons

    Quizá nos parezca de lo más natural y algo que ha existido desde los inicios de la escritura, al estar tan relacionado con la opinión humana. Pero lo cierto es que sería impensable concebirlo si alguien no hubiese empezado a escribir en primera persona. Ese alguien fue Enheduanna y lo hizo hace 4300 años.

    Así, Enheduanna no solo se posiciona como la primera autora conocida de la historia, sino que también es la razón por la que usamos ‘yo’ cuando escribimos. Fue el comienzo de la concepción de múltiples perspectivas a través de la escritura.

    En concreto, fue cuando escribió sus tres himnos, InninsagurraNinmesarra e Inninmehusa, dedicados a Inanna, diosa de la guerra y el deseo, cuando estableció un estilo de escritura muy personal y atribuible a la ella misma. Estas odas a la diosa marcaron la primera vez en la historia que un autor usaba el pronombre ‘yo’ en un texto escrito.

    Fue en tu servicio

    Que entré por primera vez

    En el templo sagrado,

    Yo, Enheduanna,

    La más alta princesa

    Enheduanna fue nombrada por su padre Gran Sacerdotisa del Dios de la Luna Nanna. El puesto era sumamente poderoso: ella era la única que podía nombrar a cualquiera de los mandatarios de la ciudad, por lo cual sus funciones en este puesto fueron tanto religiosas como políticas. Sirvió como suma sacerdotisa durante 40 años, y después de su muerte fue honrada como una deidad menor, con su poesía escrita, interpretada y copiada durante más de 500 años.

    Fuente: mujeresenlasombra