Redacción
La tecnología es capaz de dejar algunas cosas sorprendentes. Desde tratamientos genéticos que permiten devolver el oído a niños sordos, hasta el chip Neuralink de Elon Musk, que promete curar la vista a personas ciegas. En este sentido, un equipo de científicos ha desarrollado una técnica que quiere recuperar la vista que es francamente sorprendente: colocar placas solares en los ojos.
Se trata de un prototipo que es capaz de implantarse en la retina del ojo con unos módulos que son similares a los que se emplean actualmente para convertir la luz del sol en electricidad, pero como habrás imaginado, infinitamente más pequeños y delgados.
El equipo de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en Sídney ha basado su trabajo en el implante coclear, un dispositivo que es capaz de convertir el sonido en señales eléctricas para estimular el nervio auditivo y así restablecer la audición.
“Las personas con ciertas enfermedades como la retinosis pigmentaria y la degeneración macular asociada a la edad pierden lentamente la vista a medida que se degeneran los fotorreceptores del centro del ojo”, explica Udo Roemer, uno de los principales investigadores que está realizando el estudio del que se hace eco Omnicrono.
En este sentido, Roamer y su equipo está buscando convertir la luz que entra en el ojo en electricidad para evitar el daño de los fotorreceptores. Ahora bien, es un proceso muy complicado.
“Hace tiempo que se piensa que los implantes biomédicos en la retina podrían sustituir a los fotorreceptores dañados”, apunta el investigador.
“Una forma de hacerlo es utilizar electrodos para crear impulsos de tensión que permitan ver un punto diminuto. Ya se han hecho ensayos con esta tecnología. Pero el problema es que requieren cables que se introducen en el ojo, lo cual es un procedimiento complicado”, continúa.
Y eso es lo que están tratando de conseguir. Ahora están trabajando en un diminuto panel solar que se coloca en el globo ocular y que, gracias a la luz que recoge, puede generar un impulso eléctrico que crea los campos visuales. Además, sería una placa que se autoalimentaría de forma natural, por lo que se dejaría atrás los cables en los ojos.
Hay que dejar claro que no es la primera vez que se intenta algo así, pero la gran diferencia de la investigación de Roemer y su equipo con el resto de intentos radica en su elección de otro tipo de materiales semiconductores para sus paneles solares.
¿La apuesta? Arseniuro de galio, fosfuro de galio e indio, 3 materiales que son más fáciles de trabajar y modificar para adaptarse a cualquier situación, aunque son más caros. Eso sí, también son mucho más eficientes y modulables.
“Para estimular las neuronas se necesita un voltaje mayor que el que se obtiene con una célula solar. Si imaginamos que los fotorreceptores son píxeles, en realidad necesitamos 3 células solares para crear el voltaje suficiente para enviarlo al cerebro. Así que estamos estudiando cómo apilarlas, una encima de otra, para conseguirlo”, apostilla Roemer.
Ahora mismo todo esto está en fase de pruebas, pero ya han logrado colocar 2 células solares una encima de otra en un laboratorio con “muy buenos resultados”. Ahora, el trabajo consiste en convertirlas en píxeles diminutos.
Una vez terminado este proceso, se aumentará el tamaño a 3 células solares y cuando esta tecnología se pueda usar en humanos, tendrá un tamaño de 50 micrómetros. Ahora bien, todavía queda mucho tiempo para que esta idea se pueda implementar en las retinas de personas con enfermedades oculares.
“Hay que tener en cuenta que, incluso con la eficacia de las células solares apiladas, la luz solar por sí sola puede no ser lo bastante potente como para funcionar con estas células solares implantadas en la retina”, afirma Roemer.
“Es posible que la gente tenga que llevar algún tipo de gafas o gafas inteligentes que funcionen en tándem con las células solares, que son capaces de amplificar la señal solar en la intensidad requerida necesaria para estimular de forma fiable las neuronas en el ojo”, sentencia.
Fuente: Computer Hoy