Redacción
De entre todas las clases de animales que existen en la naturaleza, los insectos son el grupo de animales más diversos de la Tierra, con casi un millón de especies reconocidas. Sabemos cuánto viven los principales insectos y que algunos de ellos forman parte de los animales que más seres humanos matan. Además, ahora hemos descubierto una especie con ‘superpoderes’.
El reciente artículo publicado en el medio Proceedings of the National Academy of Sciences habla acerca de un descubrimiento que tiene que ver con el insecto denominado popularmente como saltahojas, que podría servir de inspiración para la siguiente generación tecnológica. Este animal parece segregar una sustancia que les recubre y que es capaz de absorber tanto la luz visible como la luz ultravioleta. Las partículas que se encuentran en esta sustancia se denominan brocosomas y éstas han podido ser replicadas por el equipo de investigadores de la Universidad Penn State.
Tak-Sing Wong, profesor de ingeniería mecánica e ingeniería biomédica, es quien ha liderado esta investigación y asegura que este descubrimiento podría abrir la puerta a novedades en el campo de los materiales ópticos, tanto para fabricar dispositivos de invisibilidad como para poder recolectar energía solar.
Las partículas, tal y como puedes ver en la publicación que te dejamos sobre estas líneas, tienen forma de balón con cavidades en el interior, pero aún no se ha descubierto la utilidad que estos insectos le dan a las mismas. Se conoce la existencia de los brocosomas desde hace décadas, pero hasta ahora había sido imposible replicarlos de manera artificial.
Los brocosomas creados por el equipo de investigadores se han desarrollado a partir de impresoras 3D y han permitido reducir el reflejo de la luz en un 94%. Tak-Sing Wong asegura en el medio EurekAlert que “este es un gran descubrimiento, porque es la primera vez que hemos visto a la naturaleza hacer algo así, donde controla la luz de una manera tan específica utilizando partículas huecas”.
Los investigadores creen que estas partículas sirven a los insectos para un doble objetivo: reducir su visibilidad frente a depredadores, absorbiendo luz ultravioleta, y crear un escudo antirreflejos, gracias a que pueden desviar la luz visible.
Los brocosomas creados de manera artificial son más grandes que los que portan estos insectos, una quinta parte del diámetro de un pelo humano, pero los investigadores aseguran que serán capaces de crear estas partículas a escala real, incluso para integrarlas en futuros sistemas de encriptación, únicamente visibles en ciertos espectros de la longitud de onda de la luz.
Fuente: Urban Tecno