El minhocão es el lugar de refugio de un creciente número de personas sintecho
Redacción
El minhocão es uno de los puntos de referencia más reconocidos en la ciudad de Sao Paulo, Brasil. Se trata de una avenida elevada que atraviesa el centro de la enorme metrópolis, culebreando entre una apretada aglomeración de edificios de apartamentos para conectar el sector oriental con el occidental.
El nombre oficial de la avenida es el Elevado Presidente João Goulart. Pero los residentes prefieren llamarla por su apodo, el minhocão, aludiendo a un gigantesco gusano que se arrastra por las selvas de Sudamérica. Al mismo tiempo que domina la ciudad con su impresionante tamaño, el minhocão también es el lugar de refugio de un creciente número de personas.
Debajo de las calles elevadas, se ven cada vez más carpas armadas por familias sin techo, expulsadas de sus hogares por el alza de arriendos y teniendo que dormir a la intemperie. Y cada día se vuelve más difícil con la llegada del invierno.
La población sin techo se ha disparado en más de 31% desde la pandemia, y el número de familias en las calles se ha elevado 111% en el mismo período, según la municipalidad. Frente a esta creciente cantidad de personas que necesitan ayuda, las estrategias tradicionales como los comedores de beneficencia y los refugios se están quedando cortas. Así que este año, las autoridades de la ciudad idearon una nueva solución temporal: las “microcasas”.
La primera aldea de microcasas se construyó cerca de la ribera del río Tiete, en el vecindario de Canindé. En este lugar -sede de una de las favelas originales de Sao Paulo- están albergadas unas 20 familias, cada una viviendo en pequeñas cajas, parecidas a los contenedores de barcos de carga, que miden 18 metros cuadrados. Una plaza en el medio con un parque infantil le da a la zona un ambiente comunal. Los niños juegan mientas sus padres los miran sentados en bancos.
Es una manera de cuidar del pueblo basada en el reconocido concepto de ‘primero vivienda’
CARLOS BEZERRA Jr.
HOUSING FIRST
El objetivo es construir un total de 1.000 casitas de estas en diferentes lugares de la ciudad para finales de año, que albergarían unas 4.000 personas. “Es una manera de cuidar del pueblo basada en el reconocido concepto internacional Housing First [Vivienda Primero], ofreciendo vivienda como el primer paso para ayudarles a volver a levantar cabeza”, explica Carlos Bezerra Junior, secretario de bienestar del Ayuntamiento de la Ciudad de Sao Paulo, que está encargado del proyecto.
Brasil es un país tristemente famoso por la desigualdad social y las inmensas favelas. Pero aun estos espacios menos deseables, de grandes áreas con casas improvisadas construidas por ocupantes invasores, se han vuelto demasiado caros para muchos. “Por supuesto son gratis para los primeros que llegan, pero no para los segundos, ni los terceros ni los décimos”, dice Raquel Rolnik, profesora de la Facultad de Arquitectura y Planeación Urbana de la Universidad de Sao Paulo.
Fuente: bbc.com