Redacción
Detalles invisibles a simple vista, pero que son puestos al descubierto por la química y las nuevas tecnologías, dan una nueva dimensión a las pinturas egipcias y sus autores, que modificaban o realizaban “arrepentimientos” en sus obras.
Dos pinturas funerarias, datadas aproximadamente en 1.400 y 1.200 a.C, fueron analizadas “in situ” con novedosas herramientas portátiles que permiten realizar análisis químicos no destructivos, según publica Plos One.
La investigación a cargo especialistas franceses y belgas junto al Ministerio egipcio de Antigüedades revela las licencias artísticas en ambas obras del antiguo Egipto, en cuya lengua no se conoce una palabra para el concepto “arte”, señala el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia.
Esta civilización se percibe a menudo como extremadamente formal en su expresión creativa, sin embargo, el equipo multidisciplinar ha sacado a la luz las modificaciones en las dos obras y cuyos débiles rastros les habían permitido eludir la detección durante mucho tiempo.
Las dos pinturas analizadas en detalle están ubicadas en capillas funerarias la necrópolis tebana, cerca del río Nilo, y datan del periodo ramésida.
En la primera pintura, en la tumba de Menna, los investigadores pudieron identificar alteraciones en la posición del brazo de una figura, aunque la razón de este cambio relativamente pequeño es incierta.
Cambio en el significado simbólico
El análisis de la segunda descubrió que el tocado, el collar y el cetro de la imagen de Ramsés II se reelaboraron sustancialmente, unos cambios que “muy probablemente” se relacionan con algún cambio en el significado simbólico a lo largo del tiempo, indica la investigación.
Además, los pigmentos utilizados para representar el color de la piel difieren de los aplicados por primera vez, lo que da lugar a sutiles cambios cuya finalidad sigue siendo incierta, explica el CNRS.
Así, estos pintores o “dibujantes-escritores”, a petición de los particulares que encargaban sus obras o por iniciativa de los artistas a medida que cambiaba su propia visión de las obras, podían añadir sus toques personales a los motivos convencionales.
Restaurar las tonalidades originales
El equipo usó para sus descubrimientos novedosas herramientas portátiles que permiten hacer análisis químicos y reconstrucciones digitales en 3D mediante fotogrametría y macrofotografía.
Ello debería permitir –agrega el CNRS– restaurar las tonalidades originales y cambiar la percepción de estas obras maestras, “demasiado a menudo vistas como artefactos estáticos”.
La investigación demuestra que el arte faraónico y las condiciones de su producción eran sin duda más dinámicos y complejos de lo que se pensaba.
La próxima misión de los científicos será analizar otras pinturas en busca de nuevos indicios de la artesanía y las identidades intelectuales de los antiguos dibujantes-escritores egipcios.
Fuente: DW