Redacción
El año pasado, el gobierno de Nueva Zelanda aprobó su plan de lucha contra el cambio climático, que tiene como objetivo dejar de emitir gases contaminantes en 2050. El plan incluye reducir un 15% su rebaño de vacas.
Y es que las vacas generan una parte importante de la contaminación que afecta al cambio climático. No solo por el alto consumo de agua, alimento, y energía para mantener las granjas. También, como todos los hervívoros, porque su digestión genera metano, un gas 25 veces más contaminante que el CO2. Y en el mundo hay más de 1.500 millones de vacas.
Una vaca genera al día 300 litros de metano, y el ganado vacuno mundial produce casi el 20% de los gases de efecto invernadero. Según un estudio de la FAO, producir un litro de leche de vaca contamina como si quemásemos medio litro de gasolina. La solución tiene un nombre: Leche sintética, o leche artificial, con las mismas propiedades y sabor, pero que no necesita vacas.
Pero, ¿qué es la leche sintética? Se trata de una leche “artificial” con el mismo color, sabor y composición bioquímica que la leche de vaca. Con la diferencia de que no la ha producido una vaca.
Esta leche sintética se crea mediante una técnica de biotecnología llamada fermentación de precisión, que permite usar microorganismos para producir moléculas orgánicas complejas como proteínas, que pueden combinarse para replicar ingredientes lácteos, según explica Business Insider.
Sorprendentemente ya hay unas cuantas empresas que comercializan este tipo de leche artificial.
La startup estadounidense Perfect Day fabrica leche sintética utilizando el gen de la leche de vaca que multiplica mediante un hongo. Ya se emplea en productos como el queso o los helados.
La empresa australiana Eden Brew ha obtenido leche sintética mediente fermentación de precisión. A las proteínas lácteas creadas desde cero añade minerales, azúcares, grasas y sabor.
Incluso en España empresas como Real Deal Milk ya crean caseína y proteínas de suero sintéticas.
Fuente: Computer Hoy