Nacido en Burkina Faso, este arquitecto de 56 años ha reunido importantes galardones por sus diseños sustentables
Redacción
Conocido por impulsar proyectos sostenibles para mejorar su comunidad en Burkina Faso, Diébédo Francis Kéré acaba de ganar el Premio Pritzker 2022.
Para muchos arquitectos, ser distinguidos con premios es un peldaño obligatorio para conseguir encargos más prestigiosos. Y no hay mayor galardón que el Premio Pritzker de Arquitectura, que se concede anualmente. De hecho, es para la arquitectura lo que el Premio Nobel es para la literatura. Este año la concesión del Premio ha recaído en el arquitecto burkinabé de 56 años Diébédo Francis Kéré. Con este premio, el arquitecto nacido en Burkina Faso recibirá 100.000 dólares (algo más de 90.000€) y un medallón de bronce.
Nacido en Gando, Francis Kéré empodera y transforma a las comunidades de su país natal a través del proceso de la arquitectura. Gracias a su compromiso social y al uso inteligente de materiales locales para conectar con el paisaje y responder a las condiciones climáticas del lugar, Kéré es capaz de hacer frente a las limitaciones y la adversidad en regiones subdesarrolladas, donde la arquitectura y las infraestructuras están ausentes. Al impulsar proyectos como escuelas, edificios cívicos, hospitales y espacios públicos, a menudo en lugares donde los recursos son frágiles y la solidaridad fundamental, la expresión de su obra va mucho más allá del valor del propio edificio.
El veredicto del jurado añade que Francis Kéré “sabe que la arquitectura no va del objeto, sino del objetivo; no del producto, sino del proceso. Todo su trabajo muestra el poder de la materialidad enraizada en el lugar. Sus edificios van dirigidas a las comunidades en su misma forma de construirlos, sus programas y sus características únicas”.
Era el hijo del jefe de un pequeño pueblo en Burkina Faso, pero decidió irse a Alemania a estudiar carpintería; para Francis Kéré (Gando, 1965) la palabra arquitectura no existía, todavía, en su vocabulario. En su aldea, cuando alguien quería construir una casa, se reunían todos y cada uno colaboraba con lo que mejor sabía hacer. “Estaba muy mal visto edificar solo”, asegura. Berlín le llevó a la universidad y la universidad a ganar un premio, el Aga Khan, en 2004, gracias a la magia de su primer edificio, una escuela en Gando que había ideado 3 años antes, cuando todavía no tenía ni el título.
Regresó a Burkina Faso, donde prosperó dotando a su comunidad de las infraestructuras que tanto necesitaba. Tras el éxito en su país, el arquitecto abrió su empresa Kéré Architecture en 2005, con oficinas en Berlín y Burkina Faso.
Foto:CORTESÍA DE KERÉ ARQUITECTOS
“Estaba cansado de que mi madre tuviese que reparar la pared cada año y de ver a los niños estudiar en un sitio oscuro y asfixiante; sabía que yo podía hacerlo mejor”. Kéré necesitaba 50.000€ para construir su sueño, muchísimo dinero para un estudiante africano, pero lo consiguió, y su colegio de arcilla le abrió las puertas del mundo. En 2005 ya tenía estudio propio. “No fue una decisión consciente. Vivía con una familia y trabajaba en su cocina, los proyectos empezaron a llegar de pronto, por eso busqué un lugar donde dibujar”.
MATERIALES MÁS HUMILDES
La madera, el ladrillo, las telas wax africanas… los materiales más humildes y los que encuentra allá a donde va son los mimbres con los que inventa en su oficina berlinesa. Y es que Kéré construye en Europa para financiar lo que hace en África: hospitales, centros de interpretación en parques naturales, orfanatos… muchas veces a través de la fundación que lleva su nombre. “Al principio solo quería trabajar donde era necesario, en mi continente, pero cada vez me llamaban más de Occidente, tengo más visibilidad”.
Mi objetivo es imaginar lugares en los que las personas se sientan felices
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Esta técnica ancestral mantiene un clima interior fresco en zonas de África donde las temperaturas superan habitualmente los 38 grados. Pero el arquitecto no solo ha tenido éxito en su continente. En 2017, Kéré diseñó el Serpentine Pavilion de Londres. Dos años más tarde, el arquitecto completó su primera estructura permanente en las américas con un pabellón de troncos de pino atados (hechos de árboles muertos) en la zona rural de Fishtail, en Montana.
Le encanta crear espacios públicos y lugares para sentarse. “La comunidad está en el centro de lo que hago. Intento que la gente se reúna y que empiece a hablar. Cuando charlas surgen ideas, haces amigos, pasan cosas. Un simple patio con un banco es suficiente. Mi objetivo es imaginar lugares en los que las personas se sientan felices”. Los árboles son la base de esa utopía. “Te protegen sin encerrarte, son la esencia de África”.
Kéré es el primer arquitecto nacido en África que gana el más alto honor en el campo de la arquitectura. Es un hombre humanitario, con un vocabulario arquitectónico que se extiende por todo el mundo y que se centra en las necesidades de su pueblo. Las obras más reconocidas de Frank Gehry, como su famoso Guggenheim de Bilbao, llegaron una década después de su Pritzker en 1989. Por ello, el mundo espera con impaciencia ver cómo la mente de Diébédo Francis Kéré, galardonado con el Premio Pritzker 2022, seguirá moldeando el entorno en los próximos años.
Fuente: www.plataformaarquitectura.cl y www.revistaad.es/arquitectura/