Redacción
A medida que los adultos envejecen, es habitual empezar a pensar en cómo el envejecimiento afecta a su energía, su salud física y su bienestar cognitivo. Pero insistir en los aspectos negativos del envejecimiento puede tener un impacto negativo medible en su salud física y en su capacidad para responder al estrés, según un estudio de la Universidad Estatal de Oregón (Estados Unidos) publicado en la revista ‘Journals of Gerontology, Series B, Psychological Sciences’.
Utilizando datos de encuestas diarias de adultos mayores durante un período de 100 días, los investigadores de la OSU descubrieron que las personas que informaron de una autopercepción más positiva del envejecimiento estaban más aisladas de los efectos físicos del estrés en comparación con las personas que se sentían más negativas sobre su propio envejecimiento.
«Una mejor autopercepción del envejecimiento es buena para la salud, independientemente de la cantidad de estrés que se tenga, o de la cantidad de estrés que se perciba que se tiene», explica Dakota Witzel, autora principal del trabajo y candidata al doctorado en la Facultad de Salud Pública y Ciencias Humanas de la OSU.
Las investigaciones sobre el estrés llevan mucho tiempo constatando que el estrés diario y crónico está relacionado con síntomas de salud física, como el aumento de la presión arterial, las enfermedades cardíacas y la pérdida de la función cognitiva. Estos efectos están relacionados no sólo con el estrés objetivo, sino con el estrés percibido: la valoración subjetiva de las personas de una experiencia como estresante.
Utilizando las respuestas de 105 adultos de Oregón de entre 52 y 88 años de edad que participaron en encuestas diarias en línea en 2010 a través del estudio Personal Understanding of Life and Social Experiences (PULSE) de la OSU, los investigadores midieron el estrés percibido por los participantes y su salud física durante un período de 100 días, junto con un conjunto inicial de preguntas para medir su autopercepción del envejecimiento.
Las preguntas pedían a los participantes que estuvieran de acuerdo o en desacuerdo con afirmaciones como «Hoy he sentido que las dificultades se acumulaban tanto que no podía superarlas» y «A medida que uno envejece es menos útil».
De media, una mayor percepción de estrés estaba relacionada con una peor autopercepción del envejecimiento y con peores síntomas de salud física, mientras que una autopercepción más positiva del envejecimiento estaba relacionada con menos síntomas de salud.
En los días en que los individuos con una autopercepción más negativa del envejecimiento declararon más estrés de lo normal, declararon casi tres veces más síntomas de salud física que los individuos con una autopercepción más positiva del envejecimiento. En otras palabras, las autopercepciones positivas del envejecimiento tuvieron un efecto protector contra las implicaciones del estrés en la salud física.
Esto significa que los patrones de pensamiento o las conversaciones que refuerzan o exageran diversos estereotipos del envejecimiento tienen un impacto físico en la vida de las personas, señala Witzel.
«Estas cosas son realmente importantes para nuestra salud y bienestar, no sólo a largo plazo, sino en nuestro día a día –apunta–. La probabilidad de reportar estos síntomas de salud física disminuye significativamente, en promedio, cuando se tiene una mejor autopercepción del envejecimiento».
La autopercepción del envejecimiento es un área en la que intervenciones sencillas pueden marcar la diferencia, añade Witzel. Un paso sencillo es reconocer que dar un giro positivo al proceso de envejecimiento tendrá un impacto real en la salud física.
Eso no significa que los adultos deban descartar los problemas de salud reales o poner una sonrisa falsa, puntualiza, pero verán los beneficios si trabajan conscientemente para ser más positivos sobre el envejecimiento. «Es una especie de profecía autocumplida», explica.
Todo el mundo debería crear imágenes positivas de sí mismo en el futuro como adulto mayor, sugiere Karen Hooker, coautora del estudio y profesora de la Facultad de Salud Pública y Ciencias Humanas de la OSU. Esto ayudará a contrarrestar los «yos temidos» que tan a menudo se perpetúan en los estereotipos negativos del envejecimiento con posibles yos «esperados» más positivos, explica.
«Nuestra autopercepción del envejecimiento podría ser un factor de resiliencia modificable que influye en nuestra salud física y mental en la edad avanzada», asegura.
Fuente: http://theworldnews.net