El objetivo es proteger el Antártico, amenazado por múltiples actividades extractivas, para la salvaguarda ambiental del continente helado
Redacción
El Tratado Antártico, cabe recordar, se refiere al que firmaron 12 países en Washington el 1 de diciembre de 1959, al que luego se adhirieron otros 42 países. Hoy en día, sólo 29 de ese total son Parte Consultativa (toman decisiones) contempla una serie de futuras actividades que tendrán como escenario, precisamente, la Antártida.
Lo explican con ocasión de la conmemoración del 30 aniversario de la firma del acuerdo ambiental al Tratado Antártico, Geneviève Pons y Pascal Lamy, directivos del Think Tank Europe Jacques Delors y miembros de Antarctica2020, una iniciativa que reúne a personalidades mundiales de todos los ámbitos de actividad para impulsar la protección del océano que baña la Antártida.
Desde la firma del Protocolo de Madrid, el 4 de octubre de 1991, “la tierra de la Antártida ha quedado libre de explotación”, pero las amenazas persisten, advierten Pons y Lamy.
El Protocolo se firmó “para garantizar que la Antártida siga utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y no se convierta en escenario u objeto de discordia internacional”, consta en las primeras líneas. Y “reconociendo además las oportunidades únicas que ofrece la Antártida para la observación científica y la investigación de procesos de importancia global y regional”, admite inmediatamente.
En el artículo 3 del Protocolo, se establecieron los principios básicos aplicables a las actividades humanas en el casquete polar. “La protección del medio ambiente antártico y los ecosistemas dependientes y asociados, así como del valor intrínseco de la Antártida, incluyendo sus valores de vida silvestre y estéticos y su valor como área para la realización de investigaciones científicas, en especial las esenciales para la comprensión del medio ambiente global, deberán ser consideraciones fundamentales para la planificación y realización de todas las actividades que se desarrollen en el área del Tratado Antártico.”
Actualmente, un organismo internacional dependiente del Tratado Antártico llamado Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR), formado por 26 estados miembros, regula la pesca y es responsable de la conservación de la vida marina de la Antártida.
Pons y Lamy junto con las ONG asociadas en la Coalición para la Antártida y el Océano Austral (ASOC por sus siglas en inglés): Avaaz, Blue Nature Alliance, Ocean Unite, OnlyOne, SeaLegacy, The Pew Charitable Trusts y We Move Europe, entregarán al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, la petición para una mayor protección de las aguas antárticas #CallonCCAMLR, que ya cuenta con casi 1,5 millones de firmas de personas en todo el mundo.
El buen funcionamiento de los ecosistemas antárticos es esencial para hacer frente a la emergencia climática
En esta solicitud, dirigida a todos los gobiernos que van a conmemorar el Protocolo de Madrid, los firmantes les piden “que actúen ya y que garanticen una mayor protección marina antártica” bajo el “espíritu de colaboración y protección del medio ambiente con el que nació el Protocolo de Madrid”.