La diseñadora británica, hija del exbeatle Paul y la fotógrafa Linda, ha marcado una nueva era en la industria textil, a la que intenta cambiar con prácticas más ecológicas que beneficien al planeta
Redacción
Acaba de cumplir 50 años y, en su meteórica trayectoria profesional en el mundo de la moda, celebra con orgullo ser la primera diseñadora eco-friendly. Stella Nina McCartney, segunda hija del exbeatle Paul y de su primera mujer, la fotógrafa Linda, se ha convertido en icono del movimiento sostenible.
Fue la primera en combinar la belleza con lo orgánico, revolucionando la industria textil bajo el concepto del slow fashion, una mente visionaria, defensora de la naturaleza y de los animales y que proclama desde la fundación de su marca en 2001.
Madre de cuatro hijos, casada con el también diseñador Alasdhair Willis, desde la campiña inglesa donde reside con su familia sigue alertando al sector de la moda y dando pasos de gigante para que la segunda industria más contaminante del planeta se sume a cambiar las reglas por una moda más ecológica y un planeta más verde.
Comenzó haciendo prácticas a los 15 años en el taller de Christian Lacroix y se curtió trabajando en las trastiendas de Savile Row, tras lo cual fue nombrada directora creativa de Chloé. En 2001 recibió una oferta del grupo Gucci para crear su propio sello y, a partir de entonces, su carrera ha sido imparable al basar sus colecciones en un respeto absoluto con el medio ambiente.
La conciencia ecológica es primordial para ella y, por esta razón, desde los inicios de su marca ha dejado de usar pieles, plumas y pegamento animal, lo que forma parte de la conversación global que supera los límites de la actual industria textil. Por ello, en el año 2007 recibió el premio a la mejor diseñadora del año en los British Fashion Awards, tras lo cual lanzó al mercado su línea de prendas orgánicas.
A lo largo del tiempo McCartney ha tenido cambios a favor del ambiente: en 2010 dejó de usar plástico PVC y en 2015 lanzó una piel sintética, cambios que suponen una revolución industrial del sector hacia una dirección más ecológica. Moda sostenible que se pespunta a la responsabilidad de proteger y respetar el medio ambiente, lo cual ha creado una diferencia de la marca del resto de las que forman parte del lujo.
Stella McCartney ha adoptado un enfoque consciente que comparte la complejidad del uso de materiales falsos que no son biodegradables, hechos de acrílico, poliéster, lana y mohair. Alienta a sus clientes a cuidar sus artículos el mayor tiempo posible, comunicando que el lujo es siempre. Utilizando la herramienta de pérdidas y ganancias medioambientales inventada por el grupo Kering, su firma está midiendo su impacto comercial desde 2012. Cada paso del negocio se contabiliza, desde las materias primas hasta el proceso de fabricación y la venta en las tiendas.
Dicha herramienta, según explica la revista Luxiders, mide las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso del agua, del suelo, la contaminación y los desechos en toda la cadena de suministro global. Ideas que impulsan la innovación de la firma y ayudan a tomar decisiones mejores y más sostenibles.
Industria textil contaminante
Recientemente, en una entrevista concedida a la revista Mujer Hoy, Stella McCartney era cuestionada sobre su lucha por el desarrollo sostenible en la moda y si consideraba que la actual crisis sanitaria aceleraría esta conciencia en la industria, a lo que la diseñadora respondió que «este sector es una de las industrias más contaminantes del planeta y, por primera vez en la historia, realmente podemos medir el daño causado por la actividad humana: hemos visto, en este corto tiempo, cómo la naturaleza se recuperaba rápidamente. Así que sí, realmente espero que esto sea un punto de inflexión”.
“Es el momento. Nuestro hogar está en llamas y debemos actuar. Sé que no va a suceder de la noche a la mañana, pero, tal vez, la gente se ponga a pensar realmente en su nivel de consumo y ahora compre menos, pero mejor. Porque el problema de los residuos es incontrolable: en la fast fashion, un camión de ropa es incinerado o enterrado cada segundo. Eso equivale a 100.000 millones de dólares en desperdicios innecesarios, cuando podrían reutilizarse e incluso convertirse en una atractiva oportunidad comercial», destaca.
Su base creativa se centra en reducir la huella de carbono y, para ello, además de algodón orgánico, McCartney utiliza mucho Econyl en sus colecciones, “una fibra que proviene de redes de pesca recuperadas”, señala la creadora. Encontrar formas de hacer que la economía sea circular es su reto, partiendo para ello de la fabricación responsable y de diseños atemporales que puedan ser usados durante años.
Mi misión no ha cambiado lo más mínimo desde el primer día: la sostenibilidad no ha de afectar a la calidad final de la prenda, a su atractivo o al estilo de la misma. Un diseño tiene que ser espectacular en sí mismo
«En Stella, por ejemplo, más del 60% del impacto positivo que generamos está relacionado con cómo obtenemos nuestros materiales y tejidos. Una de las cuestiones que más nos interesa es la agricultura regenerativa y cómo obtenemos el algodón que necesitamos. Sobre todo cómo, una vez tenemos todo ese algodón, que pueda seguir cultivándose de manera sostenible. Una parte bastante importante de las emisiones de CO2 se queda atrapada en la tierra. Si cultivamos el algodón de manera equivocada, acabará liberándose a la atmósfera. La agricultura regenerativa implica volver al terreno mismo. Hacer que esa tierra tenga los mismos nutrientes que tenía antes. Trabajar de manera más circular», explica la diseñadora a Vogue.
Un manual de estilo en el que la sostenibilidad no está reñida con el estilo. “Mi misión no ha cambiado lo más mínimo desde el primer día: la sostenibilidad no ha de afectar a la calidad final de la prenda, a su atractivo o al estilo de la misma. Un diseño tiene que ser espectacular en sí mismo. Tiene que hacernos sentir especiales”, subraya.
Plataforma benéfica
Fiel a su objetivo de llevar a la industria de la moda a una nueva era más sostenible, la marca ha puesto en marcha la plataforma benéfica, sin ánimo de lucro, Stella McCartney Cares Green, un verdadero código abierto con el que busca empoderar a la próxima generación de diseñadores y empresas para que adopten prácticas sostenibles.
«Al encargar la investigación, reportar información y crear una plataforma de código abierto para compartir honestamente los hallazgos y nuestros años de aprendizaje, esperamos eliminar el ruido y la confusión que actualmente rodean la sustentabilidad, empoderando así a cualquiera que quiera educarse a sí mismo, impulsando la próxima generación de materiales disruptivos y la creación de un futuro más sostenible».¡, concluye.
Decálogo de Stella McCartney
- Compre de forma sostenible. Compre inteligentemente, compre menos y ame su ropa. Al duplicar el número de veces que se usa una prenda, podemos reducir casi a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria de la moda. Elija algodón orgánico y viscosa que provengan de bosques gestionados de manera sostenible, porque la viscosa de origen sostenible ayuda a garantizar que los bosques antiguos y en peligro de extinción estén protegidos y que los hábitats cruciales no se destruyan.
- Vuélvete vegetariano. La elección de una dieta basada en plantas puede marcar una gran diferencia. La producción de carne de res es uno de los mayores contribuyentes a la deforestación en la Amazonía y, al reducir nuestra ingesta de carne, nos aseguramos de que se despeje menos tierra.
- Boicotear el aceite de palma insostenible. Se produce una deforestación masiva para cultivar aceite de palma y perdemos hasta 25 orangutanes al día porque se está despejando su hábitat. Revise la etiqueta y compre productos que no contengan aceite de palma o use aceite de palma de origen sostenible.
- Olvídese del papel. Conviértase en digital con sus documentos, facturas y extractos.
- Libérate del plástico. Di no al plástico de un solo uso. Nuestro planeta está abrumado por el plástico y debemos actuar ahora para reducir la cantidad de desechos plásticos que terminan en nuestros océanos y en los vertederos.
- Planta un árbol. Un árbol puede absorber hasta 48 libras de carbono al año, por lo que plantar un solo árbol puede marcar una diferencia real.
- Apoyar la acción local. Sea una voz para el cambio uniéndose a los grupos de presión locales y ayudando a proteger los bosques en su área.
- Firma peticiones. Defiende tu posición luchando por las áreas protegidas y los procesos de planificación de la conservación. Este es un buen lugar para comenzar.
- Reduzca su huella de carbono. La deforestación es uno de los mayores contribuyentes al cambio climático, lo que resulta en que se absorba menos carbono y se libere más. Para obtener más información sobre su huella de carbono y cómo compensarla, calcule la suya aquí.
- Finalmente, reducir, reutilizar y reciclar siguen siendo el oro, la plata y el bronce de la sostenibilidad.