Redacción
Cada vez es más normal recurrir a las residencias para dejar a nuestro perro cuando tenemos que ausentarnos unos días. Salimos de vacaciones y no puede acompañarnos o pasamos muchas horas fuera del hogar y necesitamos que alguien lo acompañe durante la jornada. Pero, a pesar de lo beneficioso que resulta poder contar con esta opción, es importante que busquemos la mejor residencia y que seamos conscientes de los sentimientos que puede experimentar nuestro perro una vez se ve allí sin nosotros.
Desde la web ExpertoAnimal, en colaboración con iNetPet, explican qué siente un perro cuando lo dejamos en una residencia y qué podemos hacer para que la experiencia sea agradable para él.
Llamamos residencia canina a la instalación que acoge perros durante determinados periodos de tiempo en ausencia de sus cuidadores. Así, podemos dejar a nuestro perro si por cualquier motivo no vamos a estar en casa para cuidarlo durante varios días, semanas o incluso meses.
También hay cuidadores que dejan a su perro durante las horas en las que se encuentran en el trabajo para que no se quede solo en casa tanto tiempo seguido, ya que no todos los perros llevan bien la soledad. A cambio de una determinada cantidad de dinero, el perro recibe atención profesional las 24 horas, puede interaccionar con otros perros si es sociable, se le ofrece una alimentación de calidad o la que lleve el cuidador y, si lo requiere, asistencia veterinaria. En este caso, podemos recurrir a una aplicación para móviles como iNetPet, que permite la comunicación entre los profesionales y los cuidadores en cualquier momento y en tiempo real. Además, la aplicación ofrece la posibilidad de almacenar toda la información relevante sobre el perro y acceder a ella con rapidez y desde cualquier lugar.
Antes de dejar a nuestro perro en ningún sitio, tenemos que asegurarnos de que merece nuestra confianza. No vale con que la residencia se anuncie en internet. Debemos buscar opiniones y visitarla personalmente antes de tomar la decisión. Por lo tanto, no podemos escoger tan solo en base a su publicidad, cercanía o precio.
En una buena residencia nos permitirán hacer una adaptación con nuestro perro, resolverán todas nuestras dudas y tendremos la posibilidad de contactar con el personal en cualquier momento para saber cómo se encuentra nuestro animal. Debemos conocer a las personas que estarán en contacto directo con nuestro perro y la formación con la que cuentan para ejercer su labor. Las instalaciones tienen que estar limpias y ser de un tamaño adecuado, con cheniles individuales y espacios comunes que podrán compartirse o no según la afinidad de los animales. Sería ideal poder ver alguna interacción entre los perros alojados y los cuidadores.
De lo que se trata es de que la vida de nuestro perro en la residencia sea lo más parecida posible a la de su hogar. Por supuesto, la residencia tiene que contar con todas las licencias necesarias para desarrollar su actividad como núcleo zoológico. Por último, tienen que pedirnos el número de microchip y la cartilla sanitaria actualizada del perro. Desconfía si no te solicitan estos documentos.
Adaptación
Una vez hemos encontrado la residencia ideal, por muy buena que sea, es posible que el perro se inquiete cuando lo dejemos allí y nos marchemos. Pero no hay que pensarlo en términos humanos.
En los perros no habrá un sentimiento de nostalgia o desesperanza como el que podríamos sentir nosotros al vernos separados de nuestra familia. Sí puede haber inseguridad e incluso cierto decaimiento al encontrarse en un entorno nuevo. Aunque algunos perros son muy sociables y enseguida establecen una relación de confianza con cualquier persona que los trate bien, no es raro que otros se sientan perdidos al verse en la residencia. No hay que olvidar que nosotros para ellos somos su máximo referente. Por eso sería bueno que pudiésemos llevar a nuestro perro a la residencia de visita para que, antes de dejarlo definitivamente, estableciese relación con el personal y reconociese el sitio y los nuevos olores.
La visita puede durar tan solo unos minutos y prolongarse por más tiempo otro día, según reaccione el perro. Incluso podríamos dejarlo allí durante unas horas antes de nuestra partida. También es buena idea llevarle su cama, su juguete favorito o cualquier otro utensilio que nos parezca importante para él y que le recuerde a su hogar y a nosotros. Además, podemos dejarlo con su propia comida para evitar que un cambio de dieta brusco le provoque desarreglos a nivel digestivo que puedan hacerlo sentir mal. Todo este proceso implica que tanto la elección de la residencia como el periodo de adaptación, deben hacerse con tiempo antes de nuestra ausencia.
Cuidados necesarios
Cuando notamos que el perro está cómodo en la residencia, podemos marcharnos dejándolo tranquilo. Los perros no tienen una noción del tiempo como la nuestra, por lo que no se pasarán los días evocando su hogar o nuestra persona. Intentarán adaptarse a lo que poseen en ese momento y también hay que tener en cuenta que no estarán solos como cuando los dejamos en casa.
Recibiendo todos los cuidados que necesitan y estableciendo la rutina adecuada, en uno o dos días la mayoría de los perros estarán adaptados a su nuevo entorno. Lo que no quiere decir que no se alegren un montón cuando acudamos a recogerlos. Por otra parte, cada vez son más las residencias que cuentan con cámaras para ver al perro cuando queramos o se ofrecen a enviarnos fotos y vídeos a diario. Como hemos mencionado anteriormente, podemos recurrir a app de forma gratuita para saber el estado de nuestro animal desde cualquier parte del mundo. Este servicio es muy útil en estos casos, ya que nos ofrece la posibilidad de saber la evolución del peludo en tiempo real.
Fuente: ExpertoAnimal.